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Orígenes de la Universidad de Salamanca.- Las Partidas de Alfonso X y el Estudio Salmantino.- El Estudio creado en 1218 por Alfonso IX de León no ve confirmada oficialmente su existencia hasta el 8 de mayo de 1254 por Alfonso X, a petición de los escolares de la Universidad del Estudio de Salamanca donde toma una serie de medidas económicas, eclesiásticas, académicas y estudiantiles; como impedir el abuso en el alquiler de casas a los estudiantes, facilitar la importación de pan y vino para el consumo escolar, obediencia al obispo…etc. La autoridad episcopal se manifiesta en el poder del obispo para encarcelar o incluso expulsar de la ciudad a los estudiantes peleadores o volvedores que creen problemas al Estudio.
La Universidad de Salamanca sigue el modelo boloñés que da preferencia al estudio del Derecho, civil y canónico, frente a París donde se dedica más atención al estudio de la filosofía y de la teología. Alfonso X dispone que haya en Salamanca un maestro en leyes, con un salario de quinientos maravedís, ayudado por un bachiller canónigo; un maestro en decretos y dos en decretales; dos maestros de lógica, dos de gramática y dos de física; un bibliotecario; un maestro de órgano y un boticario, cobrando entre todos un total de dos mil maravedís al año, suficiente en teoría para que los maestros puedan vivir sin necesidad de cobrar a los escolares, según lo dispuesto años más tarde en la Partida Segunda. En ella nos dice: el estudiante que quiere ser maestro ha de presentarse ante los mayorales de los Estudios, que previamente y en reunión secreta analizarán si el solicitante es hombre de buena o de buenas maneras. Pasado el primer escollo, el candidato debe dar algunas lecciones de los libros de la especialidad elegida y responder a las preguntas que se le hagan. Si pasa la prueba se le pide que jure enseñar bien e lealmente la su esciencia, y que no dio ni prometió nada a quienes le examinaron, si personalmente ni por mediación de otra persona.
En 1255 Roma alaba la decisión de Alfonso X y recuerda que tan importante es para los reinos la abundancia de sabios y el consejo de los prudentes como el valor y la fortaleza de los combatientes y confirma la creación del Estudio creado “en la ciudad de Salamanca, ubérrima según se dice y lugar del reino de León elegido por la salubridad del aire y por otras múltiples razones” por lo que el papa Alejandro IV dispone que nadie pueda dictar sentencia de excomunión contra la universidad tanto de maestros como escolares “sin licencia especial de Roma”. Dentro de los privilegios pontificios de 1255 se concede validez a los grados salmantinos en toda la Cristiandad, por la que se autoriza a los maestros por Salamanca a enseñar en cualquier Estudio con las excepciones de París y Bolonia.
Dentro de los privilegios que se conceden a los maestros destacan los que enseñan Leyes, que tras veinte años de enseñanza, reciben la honra de condes, si un maestro de leyes se presenta en el juzgado, el juez debe levantarse, saludarle y pedirle que le acompañe en el juicio; no hacen antesala cuando visitan a emperadores, reyes o príncipes y los porteros tiene orden de franquearles la entrada inmediatamente excepto cuando el rey esté tratando asuntos de gran secreto: en esta caso, el portero anunciará su presencia y el rey decidirá si puede o no entrar; y tanto juristas como los demás maestros del Estudio están libres del pago de impuestos y no están obligados a ir en hueste ni en cabalgadura “sin su placer”
De la H. de Salamanca. (52)
La Universidad de Salamanca sigue el modelo boloñés que da preferencia al estudio del Derecho, civil y canónico, frente a París donde se dedica más atención al estudio de la filosofía y de la teología. Alfonso X dispone que haya en Salamanca un maestro en leyes, con un salario de quinientos maravedís, ayudado por un bachiller canónigo; un maestro en decretos y dos en decretales; dos maestros de lógica, dos de gramática y dos de física; un bibliotecario; un maestro de órgano y un boticario, cobrando entre todos un total de dos mil maravedís al año, suficiente en teoría para que los maestros puedan vivir sin necesidad de cobrar a los escolares, según lo dispuesto años más tarde en la Partida Segunda. En ella nos dice: el estudiante que quiere ser maestro ha de presentarse ante los mayorales de los Estudios, que previamente y en reunión secreta analizarán si el solicitante es hombre de buena o de buenas maneras. Pasado el primer escollo, el candidato debe dar algunas lecciones de los libros de la especialidad elegida y responder a las preguntas que se le hagan. Si pasa la prueba se le pide que jure enseñar bien e lealmente la su esciencia, y que no dio ni prometió nada a quienes le examinaron, si personalmente ni por mediación de otra persona.
En 1255 Roma alaba la decisión de Alfonso X y recuerda que tan importante es para los reinos la abundancia de sabios y el consejo de los prudentes como el valor y la fortaleza de los combatientes y confirma la creación del Estudio creado “en la ciudad de Salamanca, ubérrima según se dice y lugar del reino de León elegido por la salubridad del aire y por otras múltiples razones” por lo que el papa Alejandro IV dispone que nadie pueda dictar sentencia de excomunión contra la universidad tanto de maestros como escolares “sin licencia especial de Roma”. Dentro de los privilegios pontificios de 1255 se concede validez a los grados salmantinos en toda la Cristiandad, por la que se autoriza a los maestros por Salamanca a enseñar en cualquier Estudio con las excepciones de París y Bolonia.
Dentro de los privilegios que se conceden a los maestros destacan los que enseñan Leyes, que tras veinte años de enseñanza, reciben la honra de condes, si un maestro de leyes se presenta en el juzgado, el juez debe levantarse, saludarle y pedirle que le acompañe en el juicio; no hacen antesala cuando visitan a emperadores, reyes o príncipes y los porteros tiene orden de franquearles la entrada inmediatamente excepto cuando el rey esté tratando asuntos de gran secreto: en esta caso, el portero anunciará su presencia y el rey decidirá si puede o no entrar; y tanto juristas como los demás maestros del Estudio están libres del pago de impuestos y no están obligados a ir en hueste ni en cabalgadura “sin su placer”
De la H. de Salamanca. (52)