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La población del conjunto provincial.- Un convulsivo proceso de homogeneización social se desarrolló desde finales del S. XV hasta comienzos del S. XVII que acabó por consolidar la sociedad estamental y, tras fracasar los intentos de asimilación, expulsar a las minorías judías y musulmanas. Muchos pueblos de la provincia ven salir a grupos de judíos y moriscos que hasta entonces habían formado parte de su comunidad como es el caso del pequeño grupo de moriscos de nuestro pueblo cercano Canillas de Abajo.
La administración de importantes y diferentes territorios, exigió conocer la realidad: importaba tanto como el dinero saber el número de hombres disponibles para el ejército, para pagar impuestos, para trabajar las tierras y las minas, para comerciar, para defender la fe verdadera y para intervenir en el proceso de conquista, pillaje y colonización de los territorios ultramarinos. La obtención de información se convirtió una obsesión del Poder.
En 1591 Salamanca figura como la provincia castellana con mayor vecindad (64.330), seguida de Burgos con (61.505)
Durante estos siglos existe numerosa nobleza y vasallos de primera y de segunda clase.
Los señores, “señoritos” como se les reconocería en los medios rurales de la sociedad salmantina en los S. XIX y XX, lo fueron de quienes no tuvieron más remedio que soportarlos, bien porque nacieron en un determinado lugar y encadenaron su vida y su trabajo al servicio del poderoso titular de unos derechos a los que había renunciado la Monarquía, o bien porque voluntariamente aprendieron que la protección que necesitaban era una garantía que exigía la prestación de su servidumbre. Eran los vasallos. Su voluntad no contaba más que en tiempos de reivindicación y de rebelión y su futuro, salvo excepciones muy notables, se vinculó a la dependencia reconocible por casi todos. Nacer en un determinado lugar y en el seno de una familia determinada se convirtió durante largo tiempo en una especie de sinrazón determinista y también de mecanismo rígido de reproducción social.
De la H. de Salamanca. 55
La administración de importantes y diferentes territorios, exigió conocer la realidad: importaba tanto como el dinero saber el número de hombres disponibles para el ejército, para pagar impuestos, para trabajar las tierras y las minas, para comerciar, para defender la fe verdadera y para intervenir en el proceso de conquista, pillaje y colonización de los territorios ultramarinos. La obtención de información se convirtió una obsesión del Poder.
En 1591 Salamanca figura como la provincia castellana con mayor vecindad (64.330), seguida de Burgos con (61.505)
Durante estos siglos existe numerosa nobleza y vasallos de primera y de segunda clase.
Los señores, “señoritos” como se les reconocería en los medios rurales de la sociedad salmantina en los S. XIX y XX, lo fueron de quienes no tuvieron más remedio que soportarlos, bien porque nacieron en un determinado lugar y encadenaron su vida y su trabajo al servicio del poderoso titular de unos derechos a los que había renunciado la Monarquía, o bien porque voluntariamente aprendieron que la protección que necesitaban era una garantía que exigía la prestación de su servidumbre. Eran los vasallos. Su voluntad no contaba más que en tiempos de reivindicación y de rebelión y su futuro, salvo excepciones muy notables, se vinculó a la dependencia reconocible por casi todos. Nacer en un determinado lugar y en el seno de una familia determinada se convirtió durante largo tiempo en una especie de sinrazón determinista y también de mecanismo rígido de reproducción social.
De la H. de Salamanca. 55