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BARBADILLO: Por contra tenemos otra etapa en que hubo una serie...

Por contra tenemos otra etapa en que hubo una serie de políticos que quisieron hacer bien las cosas.
Como productos de riqueza agraria en el S. XVIII seguían siendo el trigo, centeno, cebada, vino y aceite (la patata y el maíz apenas eran cultivados) pero ya se trató de dar una protección a la agricultura frente a la ganadería mejorando los cultivos y realizando obras públicas de mejoras de caminos, permitiendo el cercamiento de propiedades rústicas y mediante el pronunciamiento durante el reinado de Carlos III por parte del Concejo de Castilla a favor de que los municipios dispusiesen de sus tierras comunales para hacer nuevas roturaciones de tierra para el cultivo y la liberación del mercado del grano.
Se llevaron a cabo varios proyectos para la reforma de la agricultura: En 1768 Pablo Olavide prepara el Proyecto de ley de Reforma Agraria para Andalucía. En 1777 Campomanes, como fiscal del Consejo de Castilla, solicitó a la Sociedad Económica de Amigos del País de Madrid un informe sobre la situación del campo conocido como Expediente de ley agraria que fue realizado por Jovellanos quien lo presentó al Consejo en 1795 en forma de Informe sobre la Ley Agraria. En él se propugnaba una política agraria no intervencionista y liberal en la que se potenciara la propiedad privada de los particulares y su acceso a las tierras vinculadas, baldías y comunales que estaban fuera de la posibilidad de ser adquiridas en libre mercado, siendo esta la causa de la escasez de tierras para el cultivo y del consiguiente estancamiento económico.
Por su parte el comercio experimentó una cierta reactivación debida principalmente a la supresión de las aduanas internas y la mejora de la red viaria.
La industria en el S. XVIII se puede señalar que mientras en algunos países de Europa había dado comienzo la revolución industrial, en España este sector sufrió importantes obstáculos motivados por el escaso impulso de las ciencias aplicadas y por su desfase respecto a las ciencias especulativas, a la reducida demanda de maquinaria en la industria nacional (más aferrada a los métodos artesanales tradicionales de producción que a la mecanización) y a la precariedad de la metalúrgica autóctona. Sin embargo si se impulsó la fundación de reales fábricas de paños, sedas, cristalería, loza y tapices..
Del manual de la Hª del Derecho. (50)