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BARBADILLO: Por lo general, las ventas que hacía la Corona no eran...

Por lo general, las ventas que hacía la Corona no eran bien vistas ni toleradas por una importante parte de la sociedad; son continuas las protestas de los procuradores de las ciudades con voto en Cortes que repetían una y otra vez al Rey la conveniencia de no enajenar su patrimonio jurisdiccional. En ocasiones, la Corona solicitaba del Reino el permiso para enajenar vasallos; como sucedió en la primavera de 1630: mediante una cédula real de 30 de mayo en la que autorizaba al Contador Mayor de Hacienda, D. Bartolomé Spínola, caballero del hábito de Santiago, a vender 12.000 vasallos con su correspondiente jurisdicción civil y criminal para recaudar dinero que permitiese a la Corona hacer frente a sus gastos militares en Flandes y Alemania.
En esta ocasión son los vasallos de Peralejos, de apenas una docena de vecinos y media legua de término, pertenecientes a la jurisdicción de Salamanca, se enteraron a finales de octubre de 1633 que habían sido elegidos de entre los 12.000 vasallos vendibles, para pasar de la jurisdicción real a la señorial en la persona de Sñª Jerónima María de Guzmán y Aragón, viuda de un caballero de la Orden de Santiago, D. Antonio de Solís Vergara y Frías. (En adelante se llamó Peralejos de Solís).
El precio del vasallo no era igual para toda Castilla pues al norte del Tajo era a 15.000 mrs y 16.000 mrs al sur. Así como la legua de tierra, al norte del Tajo se tasó en 5.600 ducados y la del sur a 6.400 ducados.
Las importantes privatizaciones jurisdiccionales que se hicieron en la provincia durante los S. XVI y XVII hacen que los pueblos de Salamanca durante el S. XVIII dependan más de señores que del Rey, con lo que se convierte en una provincia señorializada por nobles y eclesiásticos.
De la Hª de Salamanca. (56)