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BARBADILLO: Marzo dejó atrás los hielos invernales e iniciamos...

Marzo dejó atrás los hielos invernales e iniciamos Abril con la Semana Santa, esa semana donde el poderío y presencia de la Iglesia se hace más patente. El recorrido por las calles de todos nuestros pueblos de símbolos y representaciones religiosas a las que se les pedía todo tipo de remedios ha ido quedando relegado en muchos lugares de nuestra geografía por falta de población. Aquellas reuniones y procesiones han perdido su vigencia ante la apatía de los pocos feligreses que ven ajenos unos actos en los que de niño se participaba. De la Semana Santa pasamos al Lunes de Aguas.
Esta fiesta"típica salmantina" y de su tierra fue la venganza de una ciudad ante la ocurrencia de Felipe II de hacer salir de Salamanca a todas las mujeres, cuyo oficio era la prostitución, durante el periodo de cuaresma. Para ello hay que situarnos en la segunda mitad del S. XVI cuando el rey Felipe II visita la ciudad con motivo de casar a una de sus hermanas con el rey de Portugal y se encuentra que es uno, si no el mayor burdel de Europa. Felipe, como buen Austria, encabeza la contrarreforma y le produce gran quebranto una ciudad tan libertina. Por entonces Salamanca contaba con poco más de 17.000 habitantes de los que casi 8.000 eran universitarios o estudiantes entre ellos y sus criados, en definitiva, gente joven y con posibles que querían disfrutar de su juventud a la vez que se formaban. Pues el rey decide que la cuaresma es para limpiar el alma y evitar liviandades con lo que putas y meretrices cogen sus bártulos caminito de Tejares y otros destinos. Una vez pasado el periodo impuesto por el rey, son los estudiantes que engalanando barcas salen a recibirlas y hacen del lunes una jornada festiva a la que poco a poco va apuntándose la población con motivo de librarse de tan restrictiva medida. La fiesta se llevaba a cabo en el río y su inmediaciones de ahí su nombre, lunes de aguas.
En este mes tenemos los castellanoleoneses la fiesta de la comunidad "Villalar" a la que creo le falta un poco más de convicción como símbolo de identidad de los castellano parlantes (en especial los de la meseta norte). Esta batalla debería ser orgullo de Castilla, pues un grupo de ciudades, entre las que se encontraba Salamanca, plantaron cara a un poder real ante el aumento de impuestos y merma de libertades. La batalla la ganaron los realistas y con ella nuestra tierra recibió un castigo histórico que aún perdura en estos días. Fue el levantamiento de un pueblo ante la pérdida de sus fueros y el abuso por parte real donde no imperó la clemencia tras la derrota de éstos, si no todo lo contrario una venganza digna de un drácula coronado emperador.
Carlos pasa a la historia como uno de los mejores reyes de España, pero subyugó a Castilla a sus caprichos en campañas donde el coste social y económico la llevaron a la extenuación sin ningún provecho para nuestra tierra, por eso reivindicar Villalar como símbolo de una tierra que lo dio todo a cambio de muy poco es cosa de todos los castellano-leoneses. Un saludo. Rober