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BARBADILLO: Hoy he dado una vuela por el pueblo y siempre es un...

Hoy he dado una vuela por el pueblo y siempre es un placer saludar a Valen, el que si hubiese vivido en tiempos de Quevedo estoy seguro que D. Francisco en lugar de escribir su soneto "erase un hombre a una nariz pegado" comenzaría con: Erase un hombre a un libro pegado. Siempre se le ve acompañado de un libro. En nuestra charla salió a colación la poca variedad y cantidad de pájaros que regresaban al pueblo tras el invierno. Y es cierto, ya no son aquellas bandadas, ni aquella variedad que conocimos de pequeños. Herbicidas, insecticidas, fumigación de cualquier tipo (por pequeño que sea) de campo, cuneta, vertido en los ríos de los lavados de la maquinaria de sulfatar, etc... Todo comienza con la llegada de la maquinaria agrícola que hace desaparecer todas las lindes que demarcaban los predios entre labradores donde una gran variedad de aves encontraban refugio para su anidamiento, a pesar de ello tanto codornices como alguna perdiz se aventuran a realizar su puesta pero las prisas y la práctica moderna en la recogida de la mies hacen que no se le de ninguna oportunidad para que estas puestas lleguen a buen término. Los polluelos que no caen ante las cosechadores apenas tienen tiempo y a continuación han de sortear las implacables empacadoras que las dejan desprotegidas ante cualquier ave rapaz. A pesar que hay normas al respecto, en cuanto a que ese tipo de maquinaria no debe ser utilizada una vez que ha llegado la noche, no se está por la labor.
La teja que hoy día utilizamos en las viviendas, naves, cocheras... han desterrado todo tipo de tordos y pájaros comunes que hacían de palacete para estas especies. Algunas parejas de jilgueros y una de paloma turca han elegido los árboles del taller para seguir perpetuando su especie, pero cada vez les damos menos opciones para alegrarnos la primavera, privándoles de casa y comida solo sobrevivirán aquellos que se adapten a las nuevas dificultades que le vayamos aportando pero la variedad se perderá en poco tiempo.
La cigüeña cambió la iglesia por el depósito del agua y la que en principio hacía el nido en la fábrica, ante el derrumbe de ésta, se ha elegido un olmo seco a la orilla del regato.
Un saludo. Rober