Valores de nuestro pueblo.
"Escribir no es más que enviar cartas desde un lugar inexistente al lugar real donde uno vive". Esta es una frases de su libro -UN POCO DE ORDEN- en su cuarto RELATO: "Carta de Jorge López Távara a Jorge López Távara".
Cuanto más leo sus obras más sensación de desconcierto deja en mi reposado sosiego de ese tiempo destinado a perezosear cuando languidece la tarde y consideras como realizadas todas las monótonas obligaciones cotidianas.
César logra contar entre sus méritos el poseer un estilo propio en el que eres incapaz de reconocer a otros autores. Su originalidad te envuelve en una pauta que hoja tras hoja te lleva por el laberinto de una vida que juega entre lo real y lo imaginario, entre lo tangible y lo etéreo. Juega de manera magistral con un lenguaje esbelto, no pedante, fuera de florituras recargoladas que hace que el leyente participe de forma inconsciente como autor o cómplice de sus relatos. De imaginación desbordante, a veces cruel con sus personajes, recuerdos y juegos de irrealismo que en parte se parecen a casos cercanos de tu vida. Es como si el autor entrase en tu interior y te plantease de un sopetón una posibilidad que paraliza y bloquea tu voluntad pero ante la cual tu conciencia quiere reaccionar sin encontrar medios ni fuerza para comenzar a hacer rodar la rueda motriz de la solución. Esa petrificación interior contrasta ante la evidencia de un posible problema real que puede acechar en cualquier momento de la vida. En otras ocasiones sus planteamientos surgen en un momento determinado en el que la mayoría de las veces sales de antemano derrotado, como si alguien moviese los hijos de tu destino. Juega con sus principios como si fuesen tuyos y te plantea un supuesto metafórico en el que te ves atrapado y superado por una realidad que como digo DESCONCIERTA.
A la memoria de aquel chico, enjuto, quijotesco, de nariz aguileña que paseó por mi pueblo.
Un saludo de todos los que te recordamos. Rober.
"Escribir no es más que enviar cartas desde un lugar inexistente al lugar real donde uno vive". Esta es una frases de su libro -UN POCO DE ORDEN- en su cuarto RELATO: "Carta de Jorge López Távara a Jorge López Távara".
Cuanto más leo sus obras más sensación de desconcierto deja en mi reposado sosiego de ese tiempo destinado a perezosear cuando languidece la tarde y consideras como realizadas todas las monótonas obligaciones cotidianas.
César logra contar entre sus méritos el poseer un estilo propio en el que eres incapaz de reconocer a otros autores. Su originalidad te envuelve en una pauta que hoja tras hoja te lleva por el laberinto de una vida que juega entre lo real y lo imaginario, entre lo tangible y lo etéreo. Juega de manera magistral con un lenguaje esbelto, no pedante, fuera de florituras recargoladas que hace que el leyente participe de forma inconsciente como autor o cómplice de sus relatos. De imaginación desbordante, a veces cruel con sus personajes, recuerdos y juegos de irrealismo que en parte se parecen a casos cercanos de tu vida. Es como si el autor entrase en tu interior y te plantease de un sopetón una posibilidad que paraliza y bloquea tu voluntad pero ante la cual tu conciencia quiere reaccionar sin encontrar medios ni fuerza para comenzar a hacer rodar la rueda motriz de la solución. Esa petrificación interior contrasta ante la evidencia de un posible problema real que puede acechar en cualquier momento de la vida. En otras ocasiones sus planteamientos surgen en un momento determinado en el que la mayoría de las veces sales de antemano derrotado, como si alguien moviese los hijos de tu destino. Juega con sus principios como si fuesen tuyos y te plantea un supuesto metafórico en el que te ves atrapado y superado por una realidad que como digo DESCONCIERTA.
A la memoria de aquel chico, enjuto, quijotesco, de nariz aguileña que paseó por mi pueblo.
Un saludo de todos los que te recordamos. Rober.