Día de lluvia, nada anormal en este año en el que nos tiene acostumbrados con la insistente y rutinaria sucesión de frentes cargados de esas gotas que nos recuerdan el eterno ciclo de la vida. Unos meses de abundantes lluvias que contrastan con la anterior y desproporcionada sequía que sufrimos castigando nuestras cosechas por la carencia (el año pasado) de lo mismo que ahora sobra.
Cambiando de tercio. De la fiesta del Corpus nada puedo deciros pues no estuve. Es una fiesta que a pesar de las buenas intenciones por parte del ayuntamiento se da por perdida.
Como éstos últimos veranos pasaremos una temporada en el pueblo y como dice Chantal Mailard: "En verano leo más y mejor que en cualquier época del año. Leo el vuelo de las águilas y los milanos, el canto de los pájaros, las alas de las mariposas, el rastro de las babosas, el color de las libélulas y el sonido del viento en la copas de los árboles...
Eso ocurre cuando ya hay poca gente, cuando los jilgueros que anidan entre mis setos y mis pinos ya han soltado su primera nidada y me picotean el fruto de la higuera y los cerezos. Se les ve con un colorido tan intenso y te regalan sus cánticos y trinos que merece la pena volver la vista hacia esa naturaleza que va supliendo el vacío de quienes habitaron estas tierras.
Un saludo Barbadillo.
Cambiando de tercio. De la fiesta del Corpus nada puedo deciros pues no estuve. Es una fiesta que a pesar de las buenas intenciones por parte del ayuntamiento se da por perdida.
Como éstos últimos veranos pasaremos una temporada en el pueblo y como dice Chantal Mailard: "En verano leo más y mejor que en cualquier época del año. Leo el vuelo de las águilas y los milanos, el canto de los pájaros, las alas de las mariposas, el rastro de las babosas, el color de las libélulas y el sonido del viento en la copas de los árboles...
Eso ocurre cuando ya hay poca gente, cuando los jilgueros que anidan entre mis setos y mis pinos ya han soltado su primera nidada y me picotean el fruto de la higuera y los cerezos. Se les ve con un colorido tan intenso y te regalan sus cánticos y trinos que merece la pena volver la vista hacia esa naturaleza que va supliendo el vacío de quienes habitaron estas tierras.
Un saludo Barbadillo.