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BARBADILLO: Delicioso mensaje de Rober tanto por sus historias...

A LA LANCHA DE LA LUMBRE
Otra de las historias era la de la jaca que llegó a la charca de Castrejón, sola y con las alforjas llenas de oro. Para ello tenemos que situarnos en 1.812, más concretamente en julio, el día de la batalla de los Arapiles entre las tropas francesas y las lideradas por Wellington. Esta historia de la jaca era contada por la abuela cuando tenía un pequeño aforo de nietos a la lancha de la lumbre. También son narraba historias reales como la de la niña (que hubiese sido su tía si no llega a fallecer en circunstancias que nunca se supieron).
Sus padres y abuelos se dedicaban a ir talando el monte antes d ¡que llegasen los obreros con sus trajines y raíles para la construcción de la vía férrea. Vivían en unos chozos cerca de donde hacían las carboneras. Mientras, el resto de la familia estaba en el pueblo.
Si nos situamos en las últimas décadas del S. XIX podríamos ver que una vez pasado el teso del medio (por el antiguo camino a Salamanca) todo era monte.
Una tarde de jueves, la madre manda a la niña (debía tener nueve o diez años de edad, según contaba la abuela, aún no era mocita) a llevar unas mudas a su padre y hermanos. La niña llegó donde estaban haciendo las carboneras y después de estar un rato con ellos regresa hacia el pueblo. Pero se acerca la noche y la niña no regresa. La madre no se intranquiliza por creer que se le había hecho tarde y decidirían que se quedad ¡se a dormir en el chozo.
El sábado por la noche es cuando aparece la cruda realidad al ver que la niña no llega con los carboneros. Se sale en su busca por los alrededores ayudados de faroles. Al alba, el revoloteo en círculo de grajos y urracas anuncia el fatal desenlace. La niña se halla muerta con la cara picoteada por los pájaros.
Nunca se supo que pudo pasarle y el por qué se desorientó y abandonó el camino. La niña vino a caer cerca de donde años más tarde se construiría el ventorro. Esas tierras situadas entre la vía y la carretera fueron patrimonio de la familia (siempre en proindiviso) hasta la llegada de la autovía. Autovía empeñada en borrar toda huella de vestigio humano de un pasado reciente apisonando todo recuerdo que quiera emerger de la memoria del ayer.
Lo mismo ocurre con el recuerdo del ahorcado anónimo que encontró "Torano" entre las ruinas de las ya abandonadas casas del ventorro, una tarde calurosa de verano, cuando después de una jornada de siega se disponía a regalarse una agradable siesta al cobijo de una apetecible sombrea y se encontró colgado de una de las vigas algo que le dejó boquiabierto. a pesar del calor y el cansancio corrió hacia el pueblo a dar la noticia.
El ventorro dio historias dignas de quedar reflejadas en los anales de nuestro pueblo. Como zona de paso obligado hacia la ciudad muchos fueron los que dejaron sus anécdotas entre sus paredes y el sonido del chiflo del tren queda aún grabado en sus cimientos para todo aquel que quiera acercarse y dejarse envolver por unos horizontes infinitos adornados por un inmenso ramillete de verdes espigas meciéndose suavemente al compás del viento.
Estas historias y otras coplas servían de entretenimiento y pasatiempo para esas tardes de frío y lluvia guarecidos en la amplia cocina donde el calorcillo del hogar invitaba a aleccionar al relevo generacional en los acontecimientos y chascarrillos del pueblo.
(Recuerdos de la infancia. 4ª) Rober

Delicioso mensaje de Rober tanto por sus historias como por su lenguaje. Apelo a su erudición por si supiese quien fue el D. Diego que contribuyó a dar nombre a algún pueblo aledaño, v. g: Calzada de D. Diego, Cabeza de Diego Gómez, Gejo de Diego Gómez. Gracias