Nunca conocí a César Martín Ortiz
Ese es el prólogo del Libro titulado Cien Centavos. En él José Mª Cumbreño, licenciado en filología hispánica, profesor de secundaria, nacido en Cáceres en 1.972, con varios premios de poesía y narrativa nos muestra el descubrimiento de una estrella, de una estrella de la poesía y de las letras castellanas que pasó su niñez y juventud en nuestro pueblo. César (hijo de Dnª Adela y D. Alfredo). Confieso que yo también he quedado prendado de la narrativa de este vecino y amigo que paseó por nuestras calles y no salgo de mi perplejidad al comprobar que otras gentes sientan esta idéntica admiración por un chiquillo que correteó por los mismos lugares que uno pisó.
José Mª Cumbreño escribe: Nunca conocí a César. Ni siquiera hablé por teléfono con él.
De vez en cuando nos encontramos con libros que nos cambian la vida. Y, por, eso, somos capaces de recordar cuándo y dónde los compramos, cuándo y dónde los leímos, a mi, por lo menos, no se me olvida ningún detalle de la época en que cayó en mis manos "Nuestro pequeño mundo", el volumen de relatos de un escritor del que no había oído hablar en mi vida. César Martín Ortiz. Además, en la solapa se contaba muy poco de él. Apenas se daba noticia de su lugar y fecha de nacimiento. Poco más. La sorpresa vino en cuanto lo abrí. Porque aquellos cuentos eran sencillamente perfectos. Cada uno de ellos constituía un mecanismo engrasado en el que todo funcionaba sin estridencias, con una suavidad hija del talento y la maestría.
¿Quién demonios era César Martín Ortiz y por qué nadie me había hablado de él?
Pregunté aquí y allá. A veces me encontraba conalguien que lo había tratado o alguien que había sido alumno suyo y todos coincidían en que era una persona muy especial, alguien que irradiaba clase y sabiduría. También me enteré de que daba clase en un instituto del norte de Cáceres y de que al parecer, lo de la vanidad literaria no iba con él.
Unos años más tarde, una modesta asociación cultural le publicó una joya en forma de librito titulada "Paso de contarlo". He perdido la cuenta de la de ocasiones que he usado sus textos en clase. Paso de contarlo es una obra maestra, uno de esos títulos por los que mataría cualquier escritor. Ricardo Sánchez, por ejemplo, celebraba cada entrega de César dedicándole una reseña de una página entera en El Cultural del diario El Mundo. No me extraña.
Y es que siempre ha habido una especie de historia de la literatura paralela a la oficial en la que habitan autores extraordinarios a los que se diría que lo único que importa es escribir, escribir como si la vida les fuera en ello sin preocuparse de nada más. Y justo a esta raza de artistas verdaderos pertenecía César. Me lo imagino escribiendo en el diminuto rincón de la tierra donde vivía y daba clases a unos adolescentes que sospecho que no tenían ni idea de quién era realmente se profesor de lengua y literatura.
César era (es) uno de los mejores narradores de la literatura española. Los cuentos de este libro lo prueban.
Suele decirse que el cuento constituye, quizás, el género mas exigente, ya que pide mucho y da muy poco. Firmar un buen cuento resulta complicado. Implica contar con varias habilidades escurridizas: lecturas, oficio, melancolía y, sobre todo sentido del ritmo. César parecía reunirlas todas. Y más.
Este Cien Centavos compila una nutrida muestra de los cuentos de César que permite al lector descubrir a un maestro que está llamado a convertirse en un clásico.
Aunque él no llegará a verlo.
César murió de un infarto en 2010. Tenía 52 años. La mañana en que me esteré (estaba en el recreo del instituto), tuve que salir a la calle cinco minutos. Para coger aire. Para que los chicos no viesen cómo se me humedecían los ojos.
Ya nunca podría hablar con él ni decirle lo que lo admiraba.
Ya nunca podría conocer a César Martín Ortiz.
Aunque a veces me gusta pensar que en realidad sí que lo hice.
José Mª Cumbreño dejó escritas estas bonitas palabras hacia nuestro amigo y compañero César en febrero de 2015.
Yo os lanzo a todos los barbadillinos una sugerencia, mejor dicho, un deseo. Ahora el Ayuntamiento está haciendo un centro cultural para el pueblo en la antigua casa del Sr. Martín. ¿Porqué no le ponemos el nombre de César Martín Ortiz al centro cultural?
Intentaré llegar al Ayuntamiento dicha proposición. Espero cuente con muchos apoyos. Un saludo Rober
Ese es el prólogo del Libro titulado Cien Centavos. En él José Mª Cumbreño, licenciado en filología hispánica, profesor de secundaria, nacido en Cáceres en 1.972, con varios premios de poesía y narrativa nos muestra el descubrimiento de una estrella, de una estrella de la poesía y de las letras castellanas que pasó su niñez y juventud en nuestro pueblo. César (hijo de Dnª Adela y D. Alfredo). Confieso que yo también he quedado prendado de la narrativa de este vecino y amigo que paseó por nuestras calles y no salgo de mi perplejidad al comprobar que otras gentes sientan esta idéntica admiración por un chiquillo que correteó por los mismos lugares que uno pisó.
José Mª Cumbreño escribe: Nunca conocí a César. Ni siquiera hablé por teléfono con él.
De vez en cuando nos encontramos con libros que nos cambian la vida. Y, por, eso, somos capaces de recordar cuándo y dónde los compramos, cuándo y dónde los leímos, a mi, por lo menos, no se me olvida ningún detalle de la época en que cayó en mis manos "Nuestro pequeño mundo", el volumen de relatos de un escritor del que no había oído hablar en mi vida. César Martín Ortiz. Además, en la solapa se contaba muy poco de él. Apenas se daba noticia de su lugar y fecha de nacimiento. Poco más. La sorpresa vino en cuanto lo abrí. Porque aquellos cuentos eran sencillamente perfectos. Cada uno de ellos constituía un mecanismo engrasado en el que todo funcionaba sin estridencias, con una suavidad hija del talento y la maestría.
¿Quién demonios era César Martín Ortiz y por qué nadie me había hablado de él?
Pregunté aquí y allá. A veces me encontraba conalguien que lo había tratado o alguien que había sido alumno suyo y todos coincidían en que era una persona muy especial, alguien que irradiaba clase y sabiduría. También me enteré de que daba clase en un instituto del norte de Cáceres y de que al parecer, lo de la vanidad literaria no iba con él.
Unos años más tarde, una modesta asociación cultural le publicó una joya en forma de librito titulada "Paso de contarlo". He perdido la cuenta de la de ocasiones que he usado sus textos en clase. Paso de contarlo es una obra maestra, uno de esos títulos por los que mataría cualquier escritor. Ricardo Sánchez, por ejemplo, celebraba cada entrega de César dedicándole una reseña de una página entera en El Cultural del diario El Mundo. No me extraña.
Y es que siempre ha habido una especie de historia de la literatura paralela a la oficial en la que habitan autores extraordinarios a los que se diría que lo único que importa es escribir, escribir como si la vida les fuera en ello sin preocuparse de nada más. Y justo a esta raza de artistas verdaderos pertenecía César. Me lo imagino escribiendo en el diminuto rincón de la tierra donde vivía y daba clases a unos adolescentes que sospecho que no tenían ni idea de quién era realmente se profesor de lengua y literatura.
César era (es) uno de los mejores narradores de la literatura española. Los cuentos de este libro lo prueban.
Suele decirse que el cuento constituye, quizás, el género mas exigente, ya que pide mucho y da muy poco. Firmar un buen cuento resulta complicado. Implica contar con varias habilidades escurridizas: lecturas, oficio, melancolía y, sobre todo sentido del ritmo. César parecía reunirlas todas. Y más.
Este Cien Centavos compila una nutrida muestra de los cuentos de César que permite al lector descubrir a un maestro que está llamado a convertirse en un clásico.
Aunque él no llegará a verlo.
César murió de un infarto en 2010. Tenía 52 años. La mañana en que me esteré (estaba en el recreo del instituto), tuve que salir a la calle cinco minutos. Para coger aire. Para que los chicos no viesen cómo se me humedecían los ojos.
Ya nunca podría hablar con él ni decirle lo que lo admiraba.
Ya nunca podría conocer a César Martín Ortiz.
Aunque a veces me gusta pensar que en realidad sí que lo hice.
José Mª Cumbreño dejó escritas estas bonitas palabras hacia nuestro amigo y compañero César en febrero de 2015.
Yo os lanzo a todos los barbadillinos una sugerencia, mejor dicho, un deseo. Ahora el Ayuntamiento está haciendo un centro cultural para el pueblo en la antigua casa del Sr. Martín. ¿Porqué no le ponemos el nombre de César Martín Ortiz al centro cultural?
Intentaré llegar al Ayuntamiento dicha proposición. Espero cuente con muchos apoyos. Un saludo Rober