Estas fiestas se han visto cercadas por el fallecimiento de varios de nuestros vecinos. Que todos descansen en paz. Su marcha es un vacío de una lucha perdida a corto plazo, ya no hay reemplazo generacional y poco a poco se va extendiendo una soledad física que acaba atrapando en una resignación melancólica a los que aún resisten. Todo va quedando reducido a "no se ve a nadie". La asociación de mujeres y las reuniones de los hombres en la ronda son los pocos signos de entereza que aún quedan en pie en el pueblo. Un saludo. Rober