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FELICES FIESTAS PARA TODOS
Este año comenzaron las celebraciones el siete de diciembre gracias a la renovada tradición de la matanza del cerdo. Una parte de los vecinos, encabezados por el Ayuntamiento, renovaron uno de los ritos ancestrales de nuestra tierra. Al igual que en tiempos no tan lejanos, el cerdo, (para nosotros "garrapo", "marrano") aunó a la familia barbadillina en torno a su sacrificio.
Lo que antiguamente, la necesidad, consistió en algo extraordinario y festivo para las familias de nuestros pueblos donde experiencia y cultura se entremezclaban en esa transmisión de saberes de madres a hijas en la elaboración y conservación de los alimentos que aportaba este animalito que cuidábamos desde su nacimiento en nuestras cochineras para engordarlos con la egoísta finalidad de servirnos como alimento futuro. Hoy día lo hemos convertido en un acto lúdico con el fin de conseguir un día de convivencia entre los vecinos.
D. Pedro, nombrado matancero mayor (quizás sea algo más familiar decir Pedro el veterinario) viste mandilón negro con tal título. Para mejor lucimiento de la fiesta un grupo de voluntarios se encargaron del despiece y toda la intendencia para el mantenimiento de dicho evento, eso sí, sin olvidar la labor de las mujeres que a tenor de los asistentes merecen todos los elogios por su elaborada preparación de comida (hígado, patatas meneas, etc) y cena donde la degustación de chichas y demás productos chacineros seguro van a servir de base para unas futuras celebraciones.
Música, buena armonía y sorteo de los lomos, dejaron un grato sabor de boca a los casi trescientos asistentes a la primera matanza típica celebrada en nuestro pueblo.
Y ahora sí. FELICES FIESTAS PARA TODOS. Rober
Este año comenzaron las celebraciones el siete de diciembre gracias a la renovada tradición de la matanza del cerdo. Una parte de los vecinos, encabezados por el Ayuntamiento, renovaron uno de los ritos ancestrales de nuestra tierra. Al igual que en tiempos no tan lejanos, el cerdo, (para nosotros "garrapo", "marrano") aunó a la familia barbadillina en torno a su sacrificio.
Lo que antiguamente, la necesidad, consistió en algo extraordinario y festivo para las familias de nuestros pueblos donde experiencia y cultura se entremezclaban en esa transmisión de saberes de madres a hijas en la elaboración y conservación de los alimentos que aportaba este animalito que cuidábamos desde su nacimiento en nuestras cochineras para engordarlos con la egoísta finalidad de servirnos como alimento futuro. Hoy día lo hemos convertido en un acto lúdico con el fin de conseguir un día de convivencia entre los vecinos.
D. Pedro, nombrado matancero mayor (quizás sea algo más familiar decir Pedro el veterinario) viste mandilón negro con tal título. Para mejor lucimiento de la fiesta un grupo de voluntarios se encargaron del despiece y toda la intendencia para el mantenimiento de dicho evento, eso sí, sin olvidar la labor de las mujeres que a tenor de los asistentes merecen todos los elogios por su elaborada preparación de comida (hígado, patatas meneas, etc) y cena donde la degustación de chichas y demás productos chacineros seguro van a servir de base para unas futuras celebraciones.
Música, buena armonía y sorteo de los lomos, dejaron un grato sabor de boca a los casi trescientos asistentes a la primera matanza típica celebrada en nuestro pueblo.
Y ahora sí. FELICES FIESTAS PARA TODOS. Rober