La enfermedad y los contagios masivos han acompañado al hombre desde el origen de los tiempos.
En nuestro entorno, las primeras registradas son las que ocurrieron durante el imperio romano. Antes, cuando surgían, eran prácticamente locales, a nivel de zona, ya que los pueblos eran celosos de sus territorios y no era fácil el paso por los mismos de otras tribus o étnias ajenas al mismo.
Durante el imperio romano, las propias legiones, con sus movimientos, solían ser las que portaban la enfermedad de unas tierras a otras. Enfermedades cuyos médicos ya conocían por sus síntomas pero eran incapaces de darle solución.
El paso de los siglos han confirmado otras más terribles que han dejado secuelas en el recuerdo de la humanidad (por regla general con el nombre de pestes). Estas han hecho desaparecer pueblos o formas de vida. Enfermedades que han influido en la conducta y relación entre las personas, tanto que ha calado hasta en el sentir religioso, y muchos pueblos, entre ellos el nuestro, tienen como patrono a un hombre que se dedicó a paliar los desastres de la peste.
Si alguna vez os dedicáis a revisar los libros parroquiales veréis que en ellos están recogidas algunas de éstas epidemias, como la ocurrida en 1834 y la llamada gripe española de 1918.
Hoy día nos encomendamos a la ciencia y a la higiene para paliar estos azotes de la enfermedad. Cuando la medicina apenas existía y la higiene era deficitaria, nuestros antepasados se aferraban a sus creencia, pedían ayuda a lo divino a través de sus santos más cercanos, por eso San Roque es una referencia para nuestro y muchos otros pueblos.
Puede que los ruegos de sus creyentes no cure la enfermedad física pero sí es una ayuda psicológica para la angustia que genera la inseguridad de la supervivencia.
Un saludo. Rober
En nuestro entorno, las primeras registradas son las que ocurrieron durante el imperio romano. Antes, cuando surgían, eran prácticamente locales, a nivel de zona, ya que los pueblos eran celosos de sus territorios y no era fácil el paso por los mismos de otras tribus o étnias ajenas al mismo.
Durante el imperio romano, las propias legiones, con sus movimientos, solían ser las que portaban la enfermedad de unas tierras a otras. Enfermedades cuyos médicos ya conocían por sus síntomas pero eran incapaces de darle solución.
El paso de los siglos han confirmado otras más terribles que han dejado secuelas en el recuerdo de la humanidad (por regla general con el nombre de pestes). Estas han hecho desaparecer pueblos o formas de vida. Enfermedades que han influido en la conducta y relación entre las personas, tanto que ha calado hasta en el sentir religioso, y muchos pueblos, entre ellos el nuestro, tienen como patrono a un hombre que se dedicó a paliar los desastres de la peste.
Si alguna vez os dedicáis a revisar los libros parroquiales veréis que en ellos están recogidas algunas de éstas epidemias, como la ocurrida en 1834 y la llamada gripe española de 1918.
Hoy día nos encomendamos a la ciencia y a la higiene para paliar estos azotes de la enfermedad. Cuando la medicina apenas existía y la higiene era deficitaria, nuestros antepasados se aferraban a sus creencia, pedían ayuda a lo divino a través de sus santos más cercanos, por eso San Roque es una referencia para nuestro y muchos otros pueblos.
Puede que los ruegos de sus creyentes no cure la enfermedad física pero sí es una ayuda psicológica para la angustia que genera la inseguridad de la supervivencia.
Un saludo. Rober