A la izquierda del edificio de las escuelas, como cerrando la plaza, la casa donde vivió la Leo la Susana y su numerosa prole que con el tiempo emigrarían a Asturias. Su hijo Choche, algo mayor que yo, fue de poca escuela y cuando acudía a ella le tocaba la parte menos acogedora para iniciarse en el arte de las letras, casi siempre cerca de alguna ventana que tenía el cristal roto y por donde entraba un frío que hacía difícil el tomarle cariño a cuentas y demás lecciones de montes y valles que en nada servían para la vida de rapaz en los campos. Unos casillos y pajares para llegar a los corrales y casa del señor Manuel José, el de la viña, casado con la sra María que con sus 23 alumbramientos ostenta el mayor número registrado en el pueblo. Le sigue la de las maestras, Dª Rosa y Dª Rosario, hermanas, nacidas en Villavieja de Yeltes, además de las enseñanzas escolares transmitían a sus pequeñas pupilas la aficción por el folclore y bailes charros. A continuación, la del sr José Mª y la sra Flora con sus dos hijas. Haciendo ángulo sobre la gran plazuela unas cocheras de Juan Tocino. La calle Eras de la Iglesia daba paso a la casa donde vivió Pepe (rojato), a su izquierda el que fue antiguo casino del pueblo y después café de Pilar. Pilar era quien nos llevaba a media mañana la leche en polvo en aquellos años de escuela. Continuamos con la del sr Cipria, zapatero, en su fachada lucía una parra de uvas siempre tentadora cuando maduraba su fruto. Su casa solía servir de pensión provisional para médico o maestros al cargo de Pilar. Le seguía una casa con portalillo donde vivió la sra Isabel, la bolillera, (represaliada de guerra) era natural de Villanueva la Serena. Siempre vivió con la obsesión de poder volver a su tierra y poder recuperar aquel rosario de oro que le había regalado su madre en su puesta de largo pero falleció antes que “el gallego” como ella siempre le llamaba. A continuación la de Eliecer y la sra Paca, ella fue la que sembró las dos encinas que hoy día crecen en el camino del cementerio. La plazuela se remata con la de los florines, casa que antiguamente fue taberna a la que le siguen unos casillos de roma esquina para facilitar por la trasera de la iglesia el antiguo paso de carros hacia el camino de Galindo.
En esta gran plaza se alzaba con orgullo el antiguo frontón de pelota que nació en 1.900 y murió finalizado el siglo para dar paso a otro similar apenas a unos metros del mismo. Frente al casino mi abuelo Isidro levantó en 1.928 el primer salón de baile con el que contó el pueblo. Allí Calderas y su hermano Rafael Farina hicieron sus primeros pinitos en el cante cuando eran niños. Mi abuelo los traía desde Salamanca tanto para animar el baile como la taberna que tenía en la calle la calzada.
Recuerdos-IV.
En esta gran plaza se alzaba con orgullo el antiguo frontón de pelota que nació en 1.900 y murió finalizado el siglo para dar paso a otro similar apenas a unos metros del mismo. Frente al casino mi abuelo Isidro levantó en 1.928 el primer salón de baile con el que contó el pueblo. Allí Calderas y su hermano Rafael Farina hicieron sus primeros pinitos en el cante cuando eran niños. Mi abuelo los traía desde Salamanca tanto para animar el baile como la taberna que tenía en la calle la calzada.
Recuerdos-IV.