LA MATANZA
Este 12 de marzo se celebró en nuestro pueblo, la matanza. Posiblemente estos actos, hoy día lúdicos, se celebren sin que seamos conscientes de lo que llegó a significar en otros tiempos este rito para las generaciones que nos precedieron.
Desde un principio todos los seres vivos han buscado su forma de alimentarse como buenamente han podido. Y los seres humanos, a pesar de la gran diversificación para satisfacer esta necesidad no hemos sabido zafarnos de comer animales (vacas, ovejas, pollos, conejos, etc) pero ninguno como el cerdo ha logrado (en nuestra cultura) aglutinar experiencia y consciencia para hacer de él una de las bases de nuestra supervivencia.
La simple preparación, elaboración y cuidados basados en la repetición y acierto de tales menesteres es un logro legado del pasado que hoy día pasa desapercibido paro que en un tiempo no muy lejano fue cuestión de vida o muerte ante la falta de otros recursos en el entorno de los asentamientos humanos.
Los que ya somos mayores recordamos el chillido agudo de estos animales que muchas veces los vimos nacer y crecer en nuestros corrales y pocilgas pero que llegado el momento no dudábamos de cual era su destino.
Bien en familia o ayudado de vecinos, los festivos del crudo invierno eran elegidos para el sacrificio de estos animales que garantizaban la satisfacción de nuestras panzas los casi todos días del año.
Nuestra cultura ha estado ligada, desde tiempos inmemoriales al cerdo (bueno, antes lo llamábamos marrano o garrapo). Hoy día, dicha tradición (si bien ya no cumple la función social de antes), se asoma en nuestros pueblos como posible homenaje a un recuerdo.
Quizás, en un tiempo no muy lejano, deberíamos levantar estatuas en las plazas a tan insigne y denostado animal por su aportación a la vida de los humanos. La idea puede parecer absurda, pero nada nuevo bajo el Sol, ahí tenemos a los vetones con sus "berracos", símbolo de todo un pueblo ganadero que campó por estas tierras hace apenas unos siglos.
Espero que todos aquellos que habéis participado del evento hayáis pasado un buen día a la vez que alabo el homenaje hacia nuestro médico.
Un saludo y ánimo Barbadillo. Rober
Este 12 de marzo se celebró en nuestro pueblo, la matanza. Posiblemente estos actos, hoy día lúdicos, se celebren sin que seamos conscientes de lo que llegó a significar en otros tiempos este rito para las generaciones que nos precedieron.
Desde un principio todos los seres vivos han buscado su forma de alimentarse como buenamente han podido. Y los seres humanos, a pesar de la gran diversificación para satisfacer esta necesidad no hemos sabido zafarnos de comer animales (vacas, ovejas, pollos, conejos, etc) pero ninguno como el cerdo ha logrado (en nuestra cultura) aglutinar experiencia y consciencia para hacer de él una de las bases de nuestra supervivencia.
La simple preparación, elaboración y cuidados basados en la repetición y acierto de tales menesteres es un logro legado del pasado que hoy día pasa desapercibido paro que en un tiempo no muy lejano fue cuestión de vida o muerte ante la falta de otros recursos en el entorno de los asentamientos humanos.
Los que ya somos mayores recordamos el chillido agudo de estos animales que muchas veces los vimos nacer y crecer en nuestros corrales y pocilgas pero que llegado el momento no dudábamos de cual era su destino.
Bien en familia o ayudado de vecinos, los festivos del crudo invierno eran elegidos para el sacrificio de estos animales que garantizaban la satisfacción de nuestras panzas los casi todos días del año.
Nuestra cultura ha estado ligada, desde tiempos inmemoriales al cerdo (bueno, antes lo llamábamos marrano o garrapo). Hoy día, dicha tradición (si bien ya no cumple la función social de antes), se asoma en nuestros pueblos como posible homenaje a un recuerdo.
Quizás, en un tiempo no muy lejano, deberíamos levantar estatuas en las plazas a tan insigne y denostado animal por su aportación a la vida de los humanos. La idea puede parecer absurda, pero nada nuevo bajo el Sol, ahí tenemos a los vetones con sus "berracos", símbolo de todo un pueblo ganadero que campó por estas tierras hace apenas unos siglos.
Espero que todos aquellos que habéis participado del evento hayáis pasado un buen día a la vez que alabo el homenaje hacia nuestro médico.
Un saludo y ánimo Barbadillo. Rober