Actualmente en desuso, es ya algo histórico: Una de las distracciones fundamentales de los hombres de
Berganciano era jugar a la pelota sobre el
frontón y lo hacían en la pared de la
iglesia con lo cual terminaban estropeando el
tejado de la iglesia, porque muchas veces las pelotas iban tan fuertes que aparcaban en al tejado y había que recogerlas. D. Juan Antonio Ruano Ramos que siempre veló y favoreció a Berganciano decidió pagar la construcción de ese impresionante frontón, para evitar estos problemas: Ahora creo que solo sirve como uno de los lugares donde las
cigüeñas hacen sus
nido.