Llevo ya muchos años visitando este cálido pueblo y aún así sigo sintiendo al partir como parte de mi corazón queda con vosotros. La acogida que recibe el peregrino en este humilde núcleo urbano salmantino es inigualable, por todo ello alzo la voz y no me ruborizo al gritar ¡VIVA CABRILLAS! BOLLETE.