Paseándose dos caballeros estudiantes por las riberas de Tormes, hallaron en ellas, debajo de un
árbol durmiendo, a un muchacho de hasta edad de once años, vestido como labrador. Mandaron a un criado que le despertase; despertó y preguntáronle de adónde era y qué hacía durmiendo en aquella soledad. A lo cual el muchacho respondió que el nombre de su tierra se le había olvidado, y que iba a la ciudad de
Salamanca a buscar un amo a quien servir, por sólo que le diese estudio. Preguntáronle si sabía
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