Si lo pensamos bien, sólo podemos mantener un número limitado de buenos
amigos. Cinco o seis, quizás. Es difícil tener un mayor número porque a los buenos amigos hay que cuidarlos y eso toma su tiempo: llamarles, ayudarles, planificar actividades juntos, compartir alegrías y tristezas. En consecuencia, sólo nos tiene que importar ese grupo de amigos, porque el resto de la gente no ejerce una influencia sobre mi mundo.
Como dicen en el anuncio, con
pan y vino seremos vecinos.