¡Hay que volver a PELAYO!
Aunque puede parecer un
pueblo sin vida por la poca gente que vivi allí, la realidad es muy distinta. Pues una vez que entras y empiezas a patear las
calles te das cuenta de que la gente se mueve. Sus habitantes son muy acogedores. Y si eres del pueblo y ya casi no te acuerdas de la gemnte porque hace mucho que no vives allí, no te apures, en muy poco rato te informan y te colocan en tu
familia y hasta te cuentas anácdotas de cuando eras un chiquillo
Correteando por la
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