Orilla de
rio jalonada de airosoS chopoS, paralelos, apuntando al azul
cielo... luego el río de
aguas mansas, dejando ver islas de vegetaciñon baja cubiertas, luego la otra orilla con más
árboles, con fronda abundante, del
color de las llamas del fuego, tal vez el oroño esté imponiendo su ley de caducidad... y detrás, en el centrro, como matrona heráldica de un imperio, la
catedral de
Salamanca... y punto. Cerrad boca, abrid ojos.