JESU EL DEL BAR DE CIPÉREZ
Durante años el Bar Hernández, Jesu el del bar, organizó como antesala de nuestras fiestas patronales una fiesta de verano, como negocio, pero también como una forma de dar las gracias y homenajear a su clientes, a sus amigos, al pueblo de Cipérez y a todos los que tenían a bien visitarnos, pues bien en éste año en el que él ha decidido que sea el último de su actividad laboral, algunos de sus clientes, de sus amigos, gentes del pueblo de Cipérez y todos los que vinieron a visitarnos, decidieron darle la vuelta a la tortilla y organizarle una fiesta de verano para darle las gracias y que sirviera de reconocimiento a su trayectoria laboral.
En este nuestro querido pueblo no somos muy amigos de rendir homenajes a nuestros paisanos, ni de reconocer los méritos contraídos por diversas personas. La gente pensará que todos los meses y años hay personas que se jubilan y qué esta persona es una más, pero es que esta fiesta homenaje no es a Jesús Ángel Hernández Sánchez, es para Jesu, Jesu el del bar, el del bar de Cipérez.
La Peña Huracán hace unos años en el pregón de nuestras queridas fiestas patronales, (os recuerdo que Jesu fue miembro fundador de esta Peña), dijo que no había personas más merecedoras de reconocimiento y mejores pregoneros que aquellos que hacían que Cipérez fuera conocido fuera de nuestro entorno, cómo José el de los muebles, porque no son los muebles de José, son los muebles de Cipérez, o Fabián el de las obleas, porque no son las obleas de Fabián, son las obleas de Cipérez, o cualquiera de los Chuchis, porque son los camiones de Cipérez, qué buen pregonero hubiera sido don Juan Jesús, porque era el cura de Cipérez, cuantos buenos pregoneros nos hemos perdido, pues eso que mejor pregonero y merecedor de reconocimiento, que Jesu el del bar, el del bar de Cipérez.
Se trata de reconocer y agradecer la labor que realizan o han realizado esas personas como profesionales en nuestro pueblo, no a la persona en particular. Que sirvan estás palabras para dar las gracias y como homenaje a todas esas personas que siguen luchando por mantener abiertos sus negocios en nuestro querido pueblo. El día que no tengamos tiendas, que no tengamos bar, que cierren, al igual que ya ha cerrado nuestra escuela, seremos menos pueblo.
Desde estas líneas quiero darle las gracias a Jesu, a Jesu el del bar de Cipérez, por todos estos años que hemos pasado juntos, con sus defectos que se van acentuando con el paso de los años, pero también con sus muchas virtudes, por tantos días buenos y otros no tanto. Pero que siempre perduren en nuestra memoria los buenos recuerdos.
Próximamente dejarás tu negocio en buenas manos, te buscarás otro aliciente para continuar con tu vida, como hemos hecho los demás.
Jesu estas líneas son para tí.
Un abrazo, cabezón.
Manuel Rodríguez.
Durante años el Bar Hernández, Jesu el del bar, organizó como antesala de nuestras fiestas patronales una fiesta de verano, como negocio, pero también como una forma de dar las gracias y homenajear a su clientes, a sus amigos, al pueblo de Cipérez y a todos los que tenían a bien visitarnos, pues bien en éste año en el que él ha decidido que sea el último de su actividad laboral, algunos de sus clientes, de sus amigos, gentes del pueblo de Cipérez y todos los que vinieron a visitarnos, decidieron darle la vuelta a la tortilla y organizarle una fiesta de verano para darle las gracias y que sirviera de reconocimiento a su trayectoria laboral.
En este nuestro querido pueblo no somos muy amigos de rendir homenajes a nuestros paisanos, ni de reconocer los méritos contraídos por diversas personas. La gente pensará que todos los meses y años hay personas que se jubilan y qué esta persona es una más, pero es que esta fiesta homenaje no es a Jesús Ángel Hernández Sánchez, es para Jesu, Jesu el del bar, el del bar de Cipérez.
La Peña Huracán hace unos años en el pregón de nuestras queridas fiestas patronales, (os recuerdo que Jesu fue miembro fundador de esta Peña), dijo que no había personas más merecedoras de reconocimiento y mejores pregoneros que aquellos que hacían que Cipérez fuera conocido fuera de nuestro entorno, cómo José el de los muebles, porque no son los muebles de José, son los muebles de Cipérez, o Fabián el de las obleas, porque no son las obleas de Fabián, son las obleas de Cipérez, o cualquiera de los Chuchis, porque son los camiones de Cipérez, qué buen pregonero hubiera sido don Juan Jesús, porque era el cura de Cipérez, cuantos buenos pregoneros nos hemos perdido, pues eso que mejor pregonero y merecedor de reconocimiento, que Jesu el del bar, el del bar de Cipérez.
Se trata de reconocer y agradecer la labor que realizan o han realizado esas personas como profesionales en nuestro pueblo, no a la persona en particular. Que sirvan estás palabras para dar las gracias y como homenaje a todas esas personas que siguen luchando por mantener abiertos sus negocios en nuestro querido pueblo. El día que no tengamos tiendas, que no tengamos bar, que cierren, al igual que ya ha cerrado nuestra escuela, seremos menos pueblo.
Desde estas líneas quiero darle las gracias a Jesu, a Jesu el del bar de Cipérez, por todos estos años que hemos pasado juntos, con sus defectos que se van acentuando con el paso de los años, pero también con sus muchas virtudes, por tantos días buenos y otros no tanto. Pero que siempre perduren en nuestra memoria los buenos recuerdos.
Próximamente dejarás tu negocio en buenas manos, te buscarás otro aliciente para continuar con tu vida, como hemos hecho los demás.
Jesu estas líneas son para tí.
Un abrazo, cabezón.
Manuel Rodríguez.
Gracias Jesu