Sepulcro de los Fernández de Gata y Caraveo, padres de un canónigo de la
catedral (siglo xvi). Situado en el crucero de la epístola, se atribuye también a Lucas Mitata. Se trata de una
escultura yacente de un caballero dentro de un arcosolio decorado con
pan de oro. Preside el
monumento un crucifijo y, a ambos lados, las
sombras de lo que un día fueron la
Virgen y el
San Juan que le acompañaron.