Si por lo menos tenemos un sitio donde ir a rezar. Pero ya nadie nos devuelve esa iglesia, tan bonita y grande como dice la gente del pueblo que la conoció. Eso se lo tenemos que agradecer a la inteligencia de la gente que gobrenaba en esos momentos. Bueno quizás no fue una cuestión de inteligencia, sino mas bien de bolsillo económico, porque no puedo entender como una o unas personas con dos dedos de frente consienten derruir un templño con tanto valor. Digo derruir porque la gente comenta que solamente se estaba cayendo una parte. Ahora a la gente que aquí vivimos no nos queda mas que ver las pocas fotos que de ella hay, o conformarnos con los dibujos que nos han hecho nuestras familias, las cuales si la pudieron disfrutas.
¡Para una cosa buena que tiene el pueblo!
¡Para una cosa buena que tiene el pueblo!