Según la leyenda, en el siglo XV durante el reinado de Juan II, la Virgen Negra se apareció a un estudiante parisino llamado Simón, animándolo a buscar una imagen suya. Recorrió toda Francia pero nunca la encontró, cansado de su búsqueda tomó la antigua Vía de la Plata hacia el sur, y de nuevo en tierras salmantinas se le apareció la Virgen indicándole donde se encontraba la imagen, y en lo alto de la Peña de Francia Simón construyó una capilla con sus propias manos para custodiar su imagen.