Hola a los habitantes del Espino de la Orbada, ya estoy en casa volviendo a la rutina, agradezco a todos la cálida acogida en vuestro pueblo, especialmente a Pedro (nuestro ángel de la guarda) que nos levantó en la ruta y nos llevó hasta el pueblo y después nos llevó hasta Salamanca, no tengo palabras para agradecer tanta gentileza, pasamos una tarde hermosa y conocí el pueblo donde nació mi abuelo aunque no se donde me conformo con haber estado allí. Saludos a todos y Gracias. Mabel Silvia Iñigo