Una ruina propiciada por los pésimos gobernantes que durante décadas han gobernado en el Ayuntamiento de la localidad, en la Diputación provincial y en la Junta de Castilla y León, es decir, los del partido popular. Un despilfarro de millones que nadie ha querido investigar y del que nadie se responsabiliza. Una pena y una vergüenza, consecuencia de una forma de pensar y elegir que nos condena a la pobreza y a la despoblación.