Ahora tenemos esta fachada de la Iglesia sin la farola y los cables que la afeaban. Esta pared, si hablara, podría contar los pelotazos que recibía de los chavales que jugaban al frontón en aquellos lejanos años en los que no había mejor pared en el pueblo y también, está claro, en aquellos años en los que la Escuela tenía gente menuda.
Bueno ahora podemos estar contentos al ver la Iglesia arreglada y sin peligro de hundimiento. Saludos desde Madrid. Juan.
Bueno ahora podemos estar contentos al ver la Iglesia arreglada y sin peligro de hundimiento. Saludos desde Madrid. Juan.