Festividad de la Virgen del Carmen (B)
16 - julio - 2006
No sé lo que pasa el 16 de julio: No se si es el cielo el que baja a la tierra o es la tierra la que sube al cielo. No importa que el día sea más o menos claro: la alegría proviene de dentro, e insensiblemente la vamos derramando a cuantos objetos vemos y tocamos.
16 de julio, festividad de la Virgen del Carmen. Hoy veré los templos católicos llenos de gentes. No importa sea o no de precepto. La obligación, el precepto, no vienen impuestos por ley alguna, sino que nacen de lo más profundo del corazón.
Gentes de todas las condiciones sociales buscarán un rato libre, en medio de sus ocupaciones, y acudirán al templo del Carmen, quizá no para decir muchas cosas, pero, sí para sentir algo tan profundo como esto, que, ellos también son sus hijos, y que ellos también la aman y la quieren
Yo quiero que alguien me explique cómo gente que vive, más o menos apartada de las prácticas religiosas, más o menos apartada de la Iglesia, siente en un día como hoy, el escalofrío de lo eterno, y quizá la devoción al Carmen, es lo único que le mantiene ligado a la vida del espíritu.
El 16 de julio de 1251, la Virgen del Carmen, según la «tradición», se aparece a San Simón Sthok, General de los carmelitas, asaz perseguidos en aquellos momentos, y entregándole el escapulario, le dice estas consoladoras palabras: «Recibe, hijo mío, este escapulario, privilegio para ti y para todos los carmelitas, el que muera con él no padecerá las penas del infierno».
¡Qué duda cabe que este relato puede producir en los labios de muchos una sonrisa escéptica, cuando no irónica y despectiva! Pero, de lo que no se dan cuenta, es que con ello, no demuestran más que una de estas dos cosas: o su irreligiosidad o su ignorancia, o ambas cosas a la vez.
Son mas de siete siglos, no de la aparición a San Simón Sthok, sino más de siete siglos de vida cristiana, los que nos está diciendo, bien a las claras, que Dios es libre para escoger el medio, que mejor le pareciere para, derramar la gracia, que mana de la vida, de la muerte y de la resurrección de su Hijo.
Que no se puede demostrar históricamente, la aparición, más aún, que la crítica llega a demostrar que jamás hubo tal aparición, todo esto deja inmutable el hecho real de que María ha escogido el escapulario, como un medio para derramar sus gracias.
La vida de la Iglesia, que es la vida de la gracia, está muy por encima de un hecho concreto y singular de la historia. Son siete siglos avalando cómo María ha derramando, y sigue derramando, sus gracias sobre el pueblo cristiano con su escapulario.
Quiero traer aquí el testimonio -entre otros muchísimos- de Pío XII, el, cual nos dice: «El escapulario del Carmen por su misma sencillez y por los abundantes frutos de santidad que produce se halla extensamente divulgado entre los fieles cristianos por todas las partes»
Hay un axioma, un principio en Teología que dice: «Lex orandi lex credendi». Que vertido a nuestro lenguaje, viene a decir esto: «Lo que el pueblo cristiano reza, lo que el pueblo cristiano siente; lo que el pueblo cristiano vive, es verdad de fe.
Y el pueblo reza a la Virgen del Carmen; y el pueblo suplica a la Virgen del Carmen; y el pueblo vive la devoción a la Virgen del Carmen.
Ello quiere decirnos que hay miles de almas que se acercan a la fuente de la gracia, que es Cristo, por medio de su Madre, y en este caso concreto, por medio de no. Madre la Virgen del Carmen.
Y la devoción a la Virgen del Carmen se hace copla en la entraña del pueblo, y canta diciendo: Yo sé de una chica que rezaba a sí: A la Virgen del Carmen, tres cosas pido: salud y dinero y un buen marido. Y aquel muchacho un día fue a la guerra y aquella muchacha entregándole un escapulario, le dice: Toma este escapulario, ponlo en tu pecho, y a las balas de plomo, no tengas miedo. Luego un día fue madre, y siguió rezando, siguió cantando: Ya lo tengo en mi seno- Virgen del Carmen- que yo no le falte- Y si yo le faltare-sé tu su madre Pero el hijo murió. Y la muchacha aún encontró en su corazón una esperanza, y acudió y rezó así la Virgen del Carmen: A la Virgen del Carmen-quiero y adoro- porque saca las almas del purgatorio.
Sí, ahí está su promesa hecha copla en la entraña del pueblo, que ha puesto en labios de la Virgen, palabras como estas «En la vida protejo- en la muerte ayudo- y en el purgatorio salvo».
Una cosa hay cierta, que María es fiel a su promesa. Si estas palabras un día quedaran fallidas, jamás sería porque ella no cumplió su promesa, sería porque una y otra vez, nosotros rechazamos su mirada. Tengo la plena seguridad, que nadie de nosotros rechazaría esa mirada, y como una consecuencia, su gracia caerá abundante sobre nosotros.
Tener fe en María, tened fe en su escapulario, y veréis cómo os protege en la vida, como os ayuda en la muerte y cómo un día os llevará para siempre a gozar con ella en el cielo.
16 - julio - 2006
No sé lo que pasa el 16 de julio: No se si es el cielo el que baja a la tierra o es la tierra la que sube al cielo. No importa que el día sea más o menos claro: la alegría proviene de dentro, e insensiblemente la vamos derramando a cuantos objetos vemos y tocamos.
16 de julio, festividad de la Virgen del Carmen. Hoy veré los templos católicos llenos de gentes. No importa sea o no de precepto. La obligación, el precepto, no vienen impuestos por ley alguna, sino que nacen de lo más profundo del corazón.
Gentes de todas las condiciones sociales buscarán un rato libre, en medio de sus ocupaciones, y acudirán al templo del Carmen, quizá no para decir muchas cosas, pero, sí para sentir algo tan profundo como esto, que, ellos también son sus hijos, y que ellos también la aman y la quieren
Yo quiero que alguien me explique cómo gente que vive, más o menos apartada de las prácticas religiosas, más o menos apartada de la Iglesia, siente en un día como hoy, el escalofrío de lo eterno, y quizá la devoción al Carmen, es lo único que le mantiene ligado a la vida del espíritu.
El 16 de julio de 1251, la Virgen del Carmen, según la «tradición», se aparece a San Simón Sthok, General de los carmelitas, asaz perseguidos en aquellos momentos, y entregándole el escapulario, le dice estas consoladoras palabras: «Recibe, hijo mío, este escapulario, privilegio para ti y para todos los carmelitas, el que muera con él no padecerá las penas del infierno».
¡Qué duda cabe que este relato puede producir en los labios de muchos una sonrisa escéptica, cuando no irónica y despectiva! Pero, de lo que no se dan cuenta, es que con ello, no demuestran más que una de estas dos cosas: o su irreligiosidad o su ignorancia, o ambas cosas a la vez.
Son mas de siete siglos, no de la aparición a San Simón Sthok, sino más de siete siglos de vida cristiana, los que nos está diciendo, bien a las claras, que Dios es libre para escoger el medio, que mejor le pareciere para, derramar la gracia, que mana de la vida, de la muerte y de la resurrección de su Hijo.
Que no se puede demostrar históricamente, la aparición, más aún, que la crítica llega a demostrar que jamás hubo tal aparición, todo esto deja inmutable el hecho real de que María ha escogido el escapulario, como un medio para derramar sus gracias.
La vida de la Iglesia, que es la vida de la gracia, está muy por encima de un hecho concreto y singular de la historia. Son siete siglos avalando cómo María ha derramando, y sigue derramando, sus gracias sobre el pueblo cristiano con su escapulario.
Quiero traer aquí el testimonio -entre otros muchísimos- de Pío XII, el, cual nos dice: «El escapulario del Carmen por su misma sencillez y por los abundantes frutos de santidad que produce se halla extensamente divulgado entre los fieles cristianos por todas las partes»
Hay un axioma, un principio en Teología que dice: «Lex orandi lex credendi». Que vertido a nuestro lenguaje, viene a decir esto: «Lo que el pueblo cristiano reza, lo que el pueblo cristiano siente; lo que el pueblo cristiano vive, es verdad de fe.
Y el pueblo reza a la Virgen del Carmen; y el pueblo suplica a la Virgen del Carmen; y el pueblo vive la devoción a la Virgen del Carmen.
Ello quiere decirnos que hay miles de almas que se acercan a la fuente de la gracia, que es Cristo, por medio de su Madre, y en este caso concreto, por medio de no. Madre la Virgen del Carmen.
Y la devoción a la Virgen del Carmen se hace copla en la entraña del pueblo, y canta diciendo: Yo sé de una chica que rezaba a sí: A la Virgen del Carmen, tres cosas pido: salud y dinero y un buen marido. Y aquel muchacho un día fue a la guerra y aquella muchacha entregándole un escapulario, le dice: Toma este escapulario, ponlo en tu pecho, y a las balas de plomo, no tengas miedo. Luego un día fue madre, y siguió rezando, siguió cantando: Ya lo tengo en mi seno- Virgen del Carmen- que yo no le falte- Y si yo le faltare-sé tu su madre Pero el hijo murió. Y la muchacha aún encontró en su corazón una esperanza, y acudió y rezó así la Virgen del Carmen: A la Virgen del Carmen-quiero y adoro- porque saca las almas del purgatorio.
Sí, ahí está su promesa hecha copla en la entraña del pueblo, que ha puesto en labios de la Virgen, palabras como estas «En la vida protejo- en la muerte ayudo- y en el purgatorio salvo».
Una cosa hay cierta, que María es fiel a su promesa. Si estas palabras un día quedaran fallidas, jamás sería porque ella no cumplió su promesa, sería porque una y otra vez, nosotros rechazamos su mirada. Tengo la plena seguridad, que nadie de nosotros rechazaría esa mirada, y como una consecuencia, su gracia caerá abundante sobre nosotros.
Tener fe en María, tened fe en su escapulario, y veréis cómo os protege en la vida, como os ayuda en la muerte y cómo un día os llevará para siempre a gozar con ella en el cielo.