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Ubicada en un cerro desde el que se denomina un amplio territorio, esta población dependiente del reino de Castilla contaba con una fortificación para la defensa de la frontera con el reino de León, frente a Guijuelo que dependía de este último reino.
Fuente, juntamente con otros repartidas por el entramado urbano, en su momento sustituyó en el suministro de agua a la población a la existente en la plaza del Altozano y a otra que con abrevadero en el camino a Montejo, todo ello antes de que el suministro se extendiera a todos y cada uno de los domicilios. La casa que vemos detrás, es la conocida como Casa del Comendador y, al parecer, una vez cedida por la confederación del Duero al Ayuntamiento, éste quiere restaurarla y ubicar en ella sus oficinas.
Lugar de acceso a La Villa que quedó condenado con el llenado del embalse, pero que ahora nos permite acceder al un mirador desde el que contemplar las aguas mansas de Santa Teresa y las estribaciones de Gredos y Candelario.
Entrada al camping existente junto al río Tormes embalsado y al que se llega desde el pueblo a través de un camino asfaltado, pero en continuo descenso.
Casas con buen empaque que debieron ser propiedad de familias importantes en el pueblo. Están en la carretera según se llega desde Guijuelo a mano derecha.
El Dolmen, como se aprecia en la fotografía, está bastante deteriorado y un tanto abandonado a su suerte.
En los años cincuenta se paró el tiempo en este pueblo y, en algunos aspectos, parece que continúa parado.
A pesar de la sequía que llevamos desde el otoño pasado y de la escasez de nieve durante todo el invierno, el aspecto del pantano era buena a mediados de mayo, pero en los campos de los alrededores se apreciaba la necesidad de agua.
La cubierta gris de uralita de la iglesia, no solamente no es la más apropiada para una iglesia tan antigua y con tanto contenido en su interior, que alguien debería plantearse la posibilidad de cambiarla por teja curva como la que se utiliza en el conjunto de La Villa.
Lugar en el que el peregrino que llega por el sur camino de Santiago puede pasar la noche, descansar y comer.
La salida del pueblo en dirección a Santibáñez de Béjar nos muestra unos bonitos paisajes de montes escalonados hacia las cumbres nevadas de Gredos y de praderas y pequeños valles cubiertos de encinas centenarias.
Las deficientes intervenciones para reparar o consolidad este templo nos ha llevado al aspecto exterior que presenta la fotografía, en la que se aprecian añadidos que desentonan, lo que no nos hace presagiar la grandeza que encierra en su interior.
Lo que fue un cubo adherido a la muralla del castillo, el tiempo y algún otro avatar de la historia, lo han convertido en una ruina.
Las paredes de piedra de la zona son características, están en seco y resultan muy vistosas. Actualmente solamente las apreciamos en corrales, huertos y similares.
El antiguo acceso desde la antigua carretera tapada por el río es precioso y, aunque el arco muestra que el tiempo no pasa en balde, aguanta y luce como siempre.