Gracias a ver desde pekeña las calaveras de la fachada de la iglesia, y al acompañar a la tia Nina, la tía Dolorina, la tía Flora, la tía Eugenia, a la tía Ana o a la que por el mes de agosto(entonces cuando yo voy)fuese la moza de ánimas, y todas las leyendas de almas que cuentan las calles de la Alberca, e conseguido no temer a ningun espiritu, ni que me atemorice la muerte.Es un gesto religioso muy respetuoso.