"Hace unos veinte años- nos contaba nuestro padrino-ilustre e insigne albercano, pasando por una parte del pueblo que llaman La Canalita vi en el corral de unos huertos un tipo de casetas muy poco comunes por su extraña construcción, estaban tapadas por escobas y helechos. He pensado después que pudiera tratarse de restos prehistóricos. En el pueblo he preguntado a pastores y personas que tienen huertos por allí; pero pocos dicen haber visto esas cuevas de que algunos hablan".
Este emocionante relato nos picó la curiosidad y con su hijo Pablo y provistos de un afilado "corvillo" decidimos marchar en busca del tal lugar. Primero tuvimos que atravesar toda la dehesa de robles, esquivando zarzas y sacudiendo nubecillas de pegajosas moscas que nos acosaban al paso. No hizo falta que llegáramos a la Laguna de San Marcos, un estrecho sendero en el que pusimos como señal una pequeña columna de piedras nos condujo a esa parte del pueblo que llaman La Canalita. - ISIBE- (continúa).
Este emocionante relato nos picó la curiosidad y con su hijo Pablo y provistos de un afilado "corvillo" decidimos marchar en busca del tal lugar. Primero tuvimos que atravesar toda la dehesa de robles, esquivando zarzas y sacudiendo nubecillas de pegajosas moscas que nos acosaban al paso. No hizo falta que llegáramos a la Laguna de San Marcos, un estrecho sendero en el que pusimos como señal una pequeña columna de piedras nos condujo a esa parte del pueblo que llaman La Canalita. - ISIBE- (continúa).