Moscas, juegos y mosqueos
En La Alberca vivíamos tan acostumbrados a las moscas que las había de dos clases: la doméstica y la de la dehesa; esta última, la del roble, es pesádísma. Mientras que la doméstica si se ponía pesada es que anunciaba tormenta o cambio de tiempo por tanto nos servía de barómetro. Abriendo el puño y con un movimiento del brazo las cogíamos y tirábamos contra el suelo, Bueno te he ganado 13 a 5. A veces cuando nos preguntaban una oración en la catequésis si la mano se iba hacia la nariz a espantar a una mosca era no que el animalillo molestara sino que no nos la sabíamos. El mismo movimiento se repetía en la escuela ( quizás la mano se dirigiera en esta ocasión a la oreja para no repetir el mismo gesto). Algunas veces "la mosca" nos picaba de verdad y entonces nos decían:¡ mira este !, parece que anda mosqueado...
Para mosqueo el que se pilló el Cano ( un vecino mío que vivía mas abajo).
El chisporroteo de una rama de la lumbre del suelo hizo que nos retiráramos sonriendo para atrás. "¿Tás quemao?. No, pero..." " ¡Corio como saltó!"
Bueno y qué fue lo que pasó... -Isibe- (continúa).
En La Alberca vivíamos tan acostumbrados a las moscas que las había de dos clases: la doméstica y la de la dehesa; esta última, la del roble, es pesádísma. Mientras que la doméstica si se ponía pesada es que anunciaba tormenta o cambio de tiempo por tanto nos servía de barómetro. Abriendo el puño y con un movimiento del brazo las cogíamos y tirábamos contra el suelo, Bueno te he ganado 13 a 5. A veces cuando nos preguntaban una oración en la catequésis si la mano se iba hacia la nariz a espantar a una mosca era no que el animalillo molestara sino que no nos la sabíamos. El mismo movimiento se repetía en la escuela ( quizás la mano se dirigiera en esta ocasión a la oreja para no repetir el mismo gesto). Algunas veces "la mosca" nos picaba de verdad y entonces nos decían:¡ mira este !, parece que anda mosqueado...
Para mosqueo el que se pilló el Cano ( un vecino mío que vivía mas abajo).
El chisporroteo de una rama de la lumbre del suelo hizo que nos retiráramos sonriendo para atrás. "¿Tás quemao?. No, pero..." " ¡Corio como saltó!"
Bueno y qué fue lo que pasó... -Isibe- (continúa).