La llegada de las cabras
Salían del pueblo por la mañana apenas empezaba a descolgarse el sol por los primeros riscos de la Peña de Francia. Y su salida era lenta pues iban incorporándose animales de las diferentes callejuelas o rincones. Mientras las más avanzadas aprovechaban el momento para lamer un poquito el calcio de las paredes blancas de cal ¡Chivina...ya! El gran rebaño se pasaba el día en el monte, lejos del pueblo. Al atardecer, después que llegaba el coche de línea y entre la salida de "la Mujé de las Animas" y el toque del Rosario llegaban las cabras al pueblo entre silbidos del pastor y voces de la gente para recoger las suyas o las de su rincón. "¡Echale mano a esa que es la de la Quisca y se escapa!"... Y se oía al fondo de la calle quien gritaba:"¡Ero! ¡Qué cuando te pago!" Y contestaba el pastor con voz ronca y entrecortada:"¡A la noche, en el ba!" Eran los niños quienes más se encargaban de estar en la calle al tanto de su llegada.Las cogían por los cuernos, daban una palmadita y abrazo y decían "¡Chivina be...!". Abrían el portón, metían en la cuadra y desde abajo avisaban a su madre que les contestaba:"¡ Pecha bien la puerta que no te se scape"...-ISIBE-.
Salían del pueblo por la mañana apenas empezaba a descolgarse el sol por los primeros riscos de la Peña de Francia. Y su salida era lenta pues iban incorporándose animales de las diferentes callejuelas o rincones. Mientras las más avanzadas aprovechaban el momento para lamer un poquito el calcio de las paredes blancas de cal ¡Chivina...ya! El gran rebaño se pasaba el día en el monte, lejos del pueblo. Al atardecer, después que llegaba el coche de línea y entre la salida de "la Mujé de las Animas" y el toque del Rosario llegaban las cabras al pueblo entre silbidos del pastor y voces de la gente para recoger las suyas o las de su rincón. "¡Echale mano a esa que es la de la Quisca y se escapa!"... Y se oía al fondo de la calle quien gritaba:"¡Ero! ¡Qué cuando te pago!" Y contestaba el pastor con voz ronca y entrecortada:"¡A la noche, en el ba!" Eran los niños quienes más se encargaban de estar en la calle al tanto de su llegada.Las cogían por los cuernos, daban una palmadita y abrazo y decían "¡Chivina be...!". Abrían el portón, metían en la cuadra y desde abajo avisaban a su madre que les contestaba:"¡ Pecha bien la puerta que no te se scape"...-ISIBE-.