Los Domingos:Misa, catequésis, cine, baile de la plaza, ronda por las calles.
Los domingos en La Alberca había que ir a Misa Mayor.Donde mejor se pasaba era en el coro dándole al fuelle del órgano.Cuando el sacristán oía jaleo porque muchos nos subíamos en cima del enorme fuelle nos iba a echar una bronca.Pero era emocionante escuchar desde allí arriba el órgano tocando el himno nacional cuando el cura alzaba el Santísimo y también cuando había que darle vueltas a una rueda llena de campanillas.En el sermón si podíamos nos bajábamos y salíamos a la calle. Luego había que estar al tanto del comienzo. Impresionaba el cuenco que llevaba el Animero con algún huevo de gallina en lo alto del mismo y también como decía al paso eso de:¡Animas Benditas! Las misas se decían o se cantaban en latín (uno pensaba que era el lenguaje del cielo porque en la escuela no se estudiaba y era cosa de mayores). Después de la Misa venía la catequesis. La Tía Triz era una señora del pueblo muy mayor que nos entusiasmaba porque sabía muchas histórias bíblicas y nos las contaba con tal pasión que parecía que ella había vivido todo lo que decía.Después el señor cura nos ponía el sello en la mano (buena excusa para después ya no lavarla) pues era la entrada del cine. -ISIBE- (continúa).
Los domingos en La Alberca había que ir a Misa Mayor.Donde mejor se pasaba era en el coro dándole al fuelle del órgano.Cuando el sacristán oía jaleo porque muchos nos subíamos en cima del enorme fuelle nos iba a echar una bronca.Pero era emocionante escuchar desde allí arriba el órgano tocando el himno nacional cuando el cura alzaba el Santísimo y también cuando había que darle vueltas a una rueda llena de campanillas.En el sermón si podíamos nos bajábamos y salíamos a la calle. Luego había que estar al tanto del comienzo. Impresionaba el cuenco que llevaba el Animero con algún huevo de gallina en lo alto del mismo y también como decía al paso eso de:¡Animas Benditas! Las misas se decían o se cantaban en latín (uno pensaba que era el lenguaje del cielo porque en la escuela no se estudiaba y era cosa de mayores). Después de la Misa venía la catequesis. La Tía Triz era una señora del pueblo muy mayor que nos entusiasmaba porque sabía muchas histórias bíblicas y nos las contaba con tal pasión que parecía que ella había vivido todo lo que decía.Después el señor cura nos ponía el sello en la mano (buena excusa para después ya no lavarla) pues era la entrada del cine. -ISIBE- (continúa).