LA ALBERCA: El bote de carburo, la Chanca, " la resbalaera", ......

El bote de carburo, la Chanca, " la resbalaera", ...
Uno de los juegos más característicos de la década de los cincuenta, aunque peligroso, era el llamado bote de carburo. A un bote de una lata le haciamos un agujero y se ponía en el suelo cubriendo un hoyito con agua y cierto producto que al acercarle una llama salía el bote desprendido hacia el cielo a una altura bastante considerable.Algunos casi tan altos como la torre (¡vamos anda!)El bote de carburo fue el precursor de los modernos cohetes espaciales y fue inventado en La Alberca.Recuerdo como algún amigo por soplar donde no debía vio las estrellas antes que el" Juri Gagarín" aquel.
La Huerta de la Chanca está cerca de las primeras vueltas de la carretera de que va a Mogarraz. La pendiente que tenía era tan desnivelada que producía vértigo. Los días que nevaba los chavales nos subíamos a un tablón de madera y nos deslizábamos por la pendiente. Hicimos hasta un carro con ruedas donde se metían muchísimos niños que terminaban dando vueltas por el suelo. Otro lugar ideal para deslizarse era la "resbalaera" del molino. Seguro que más divertida que todos esos modernos aparatos que pueda tener el estupendo hotel que por allí se ha construido.
Bueno...Y el día que se terciaba íbamos a la Laguna de San Marcos a tirar piedras y a matar "aracranes". Por cierto que cuando sacábamos alguno de debajo de una piedra le rodeábamos de palos y hierbas secas, las prendíamos y veíamos como el animalillo se clavaba la uña: Después en el cruce de las dos carreteras de Monforte y Mogarraz había un letrero de carretera que había que tirar siempre piedras -el montón que tenía era bastante considerable-.
No era extraño ver salir por aquellos caminos a Telesforo con su carro de bueyes. Era tan buena persona que siempre dejaba montar a los niños y una vez arriba había que cantar."dime donde vas morena, dime donde salada". Pero un ratito porque la carga del carro y los niños eternizaba el viaje. Una vez que entrábamos en el pueblo nuestro temor era encontrarse con la Teti (el perro de Alejo Calentino) y aunque no mordía si te subías a una pared bien alta iba detrás de ti te bajaba y pobrecitos pantalones. -ISIBE-.