Es una
foto significativa y curiosa. El pequeño
huerto familiar se encuentra en cientos de
pueblos de Castilla la Vieja, que persisten y se renuevan tras siglos de permanencia. Representan a la
España profunda, narrada y rimada por escritores del 98, pero sobre todo vivida por sus campesinos y ahora por pequeños labradores, deseosos de emular el método de vida de sus antepasados, de abuelos hacia atrás.
Tiene en particular esta
fotografía varias cosas, pero ahora quiero fijarme en la convivencia
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