Día triste.
Triste día, hoy con la iglesia de san Carlos Borromeo, llena, nos despedimos de Pepe Muriel Tapia.
Moralitense de nacimiento y corazón, e íntimo amigo de otro Pepe, Pepe Casas, éste se marcho hace años con 27 años.
Desde entonces la amistad con los hermanos y en la vivienda del fallecido tomó muchos enteros.
Hoy en la iglesia te recordaba y pensaba, que nunca te vi un mal gesto ni una mala palabra, todo lo contrario, siempre estabas presto en ayudar en las tareas comunes de nuestra Moralita incluyendo ser el primero para mondar el pozo en los veranos, luego ya instalado en la capital salmantina como “médico de televisores”, trabajando incluso en horas intempestivas como pude comprobar el día que te robaron el maletín que como técnico llevabas a los domicilios.
Hoy te reúnes con tu amigo y seguiréis conversando y pasándolo bien y cuéntale que ya hace treinta años tuviste que dejar de trabajar de “médico de televisores” (muy bueno, por cierto), pues la vida empezó a dar quiebros a tu salud, pero dile que siempre fue alegría y sonrisas tu bandera.
¡Pepe!, te seguimos queriendo.
Triste día, hoy con la iglesia de san Carlos Borromeo, llena, nos despedimos de Pepe Muriel Tapia.
Moralitense de nacimiento y corazón, e íntimo amigo de otro Pepe, Pepe Casas, éste se marcho hace años con 27 años.
Desde entonces la amistad con los hermanos y en la vivienda del fallecido tomó muchos enteros.
Hoy en la iglesia te recordaba y pensaba, que nunca te vi un mal gesto ni una mala palabra, todo lo contrario, siempre estabas presto en ayudar en las tareas comunes de nuestra Moralita incluyendo ser el primero para mondar el pozo en los veranos, luego ya instalado en la capital salmantina como “médico de televisores”, trabajando incluso en horas intempestivas como pude comprobar el día que te robaron el maletín que como técnico llevabas a los domicilios.
Hoy te reúnes con tu amigo y seguiréis conversando y pasándolo bien y cuéntale que ya hace treinta años tuviste que dejar de trabajar de “médico de televisores” (muy bueno, por cierto), pues la vida empezó a dar quiebros a tu salud, pero dile que siempre fue alegría y sonrisas tu bandera.
¡Pepe!, te seguimos queriendo.