Carta abierta.
Estimado amigo,
Agradezco sinceramente tus elogios para con mis palabras, como bien dices de nuestro modesto pueblo han surgido grandes personas, y lo que más podríamos desear es que siguiesen surgiendo, pues uno de los grandes riesgos que corre el mismo es la despoblación.
No sabemos que deparará el futuro a todos los pequeños pueblos como el nuestro, pero, desde luego, no se promete muy alentador, sobre todo si estos son poblaciones del interior.
He de haceros una confesión, pese a que nuestro pueblo esté desposeído de grandes lujos, de grandes comodidades de, en fin, todas las ventajas que la sociedad occidental nos brinda (de lo que me alegro, no soy, ni mucho menos, una persona anclada en el pasado) cada vez que me acerco a él es una cura de humildad para todas las posibles vanidades que pueden surgir a nuestro alrededor.
El charlar con nuestros mayores me hace poner los pies en el suelo, su experiencia es más valedora que la de muchos grandes empresarios, quizá nunca conseguiré sentir mas cariño para con mi persona que entre los que me conocen desde que vine a este mundo.
Probablemente me acerque al pueblo en el puente de San José y, tal vez, podamos tomar una cerveza en el centro mientras charlamos, sin reloj, que es como a mi me gusta estar en el pueblo y, como siempre, o tal vez debería decir como nunca, solucionemos todos los problemas que acontecen a nuestros paisanos.
Un saludo para ti, querido lector, querido amigo.
Estimado amigo,
Agradezco sinceramente tus elogios para con mis palabras, como bien dices de nuestro modesto pueblo han surgido grandes personas, y lo que más podríamos desear es que siguiesen surgiendo, pues uno de los grandes riesgos que corre el mismo es la despoblación.
No sabemos que deparará el futuro a todos los pequeños pueblos como el nuestro, pero, desde luego, no se promete muy alentador, sobre todo si estos son poblaciones del interior.
He de haceros una confesión, pese a que nuestro pueblo esté desposeído de grandes lujos, de grandes comodidades de, en fin, todas las ventajas que la sociedad occidental nos brinda (de lo que me alegro, no soy, ni mucho menos, una persona anclada en el pasado) cada vez que me acerco a él es una cura de humildad para todas las posibles vanidades que pueden surgir a nuestro alrededor.
El charlar con nuestros mayores me hace poner los pies en el suelo, su experiencia es más valedora que la de muchos grandes empresarios, quizá nunca conseguiré sentir mas cariño para con mi persona que entre los que me conocen desde que vine a este mundo.
Probablemente me acerque al pueblo en el puente de San José y, tal vez, podamos tomar una cerveza en el centro mientras charlamos, sin reloj, que es como a mi me gusta estar en el pueblo y, como siempre, o tal vez debería decir como nunca, solucionemos todos los problemas que acontecen a nuestros paisanos.
Un saludo para ti, querido lector, querido amigo.