LA RINCONADA DE LA SIERRA: LA FIESTA DE LAS CANDELAS.- En otro tiempo, cuando...

LA FIESTA DE LAS CANDELAS.-
En otro tiempo, cuando en Rinconada se vivía al ritmo de las estaciones y las generaciones estaban equilibradas, y había niños y jóvenes y maduros y viejos, la fiesta de las Candelas se celebraba por todo lo alto y se festejaba de la siguiente manera.
Pero antes de nada lo primero que debemos señalar es que la fiesta de las Candelas debió ser en sus orígenes una fiesta pagana que se cristianizó después. Los primitivos pobladores de esta tierra organizarían el rito de un gran fuego a media noche para atraer la fuerza y el calor del sol después de los rigurosos fríos y heladas invernales.
Pero volvamos a nuestra época y describamos lo que nosotros hemos conocido. Los quintos de cada año, acompañados de los demás mozos del pueblo, salían al monte para cortar un carro de leña y buscar y cortar también el ramo de encina con la copa más redonda y más bonita que pudieran encontrar. Mientras la mayor parte de los mozos seguían cortando la leña, unos cuantos cogían el ramo y se lo traían a las quintas para que lo adornaran con cintas de diferentes colores y colgaran de sus ramas todo tipo de frutas y de dulces (Este rito bien pudiera ser romano y que se rindiera a la diosa Ceres para suplicar la fertilidad de la tierra y que esta proporcionara frutos abundantes). La leña se cortaba entre risas y carcajadas, al son de la gaita y el tamborín, mientras se pasaba la bota de vino de boca en boca y los mozos cantaban las canciones tradicionales de la tierra. Luego, los que habían ido a llevar el ramo volvían con un carro tirado por una hermosa pareja de mansas y pacíficas vacas; se cargaba el carro y la comitiva se ponía en marcha para entrar en el pueblo al atardecer. Mientras tanto las quintas habían vestido el ramo y salían a las afueras del pueblo acompañadas de todos los demás paisanos, invitados y forasteros a recibir a la comitiva que acompañaba al carro. A la entrada del pueblo las quintas entregaban a los quintos el ramo que se plantaba en el centro del carro y todos los acompañantes se ponían en marcha hacia la iglesia; sonaba el tamborín, repicaban las campanas, se tiraban cohetes, los quintos cantaban "no llores madre", los niños saltaban y gritaban, y en medio de toda esta algarabía se llegaba a la plaza, se bajaba el ramo y se descargaba la leña que luego ardería a media noche. Los quintos cogían el ramo y lo introducían en la iglesia donde éste era bendecido por el párroco y se cantaba la salve en latín. La primera sesión de baile comenzaba a las ocho de la tarde y duraba hasta las once de la noche. A las once se regresaba a casa a cenar, a las doce se quemaba la hoguera y acto seguido comenzaba la siguiente sesión de baile que duraba hasta las cuatro de la madrugada.