LA RINCONADA DE LA SIERRA: PEQUEñOS PLACERES DE RINCONADA: Por la mañana, levantarme...

PEQUEñOS PLACERES DE RINCONADA:
Por la mañana, levantarme al amanecer, subir a la Sierra y ver salir el sol por la parte de Endrinal y Frades, mientras poco a poco se desvanecen las tinieblas de la noche y la tímida luz de las últimas estrellas desaparece. Caminar dos o tres horas por las veredas solitarias escuchando el rumor del agua de las fuentes y regatos y el trino de los pájaros; extender mi vista a lo lejos y observar toda la infinita gama de colores y aromas con que nos deleita esta extraordinaria primavera que nos ha tocado en suerte. Luego, sobre las once de la mañanma regresar a casa, leer, escribir o pasar el tiempo preparando el jardín hasta que llega la hora de comer. Poco antes de comer encender el fuego de la chimenea con la leña de encina que yo mismo he cortado para que se calienten y se sientan confortablemente instalados tanto mi familia como aquellos amigos o vecinos que puedan venir a visitarme. En la sobremesa, ir a la taberna a echar una partida de cartas con mis convecinos, o quedarme en casa leyendo, debatiendo o meditando después de una pequeña y reparadora siestecilla. A partir de las seis de la tarde realizar algún tipo de actividad física o intelectual; compartir un buen vaso de vino con mi familia y mis amigos, sentados en el porche de mi casa mientras observamos declinar el sol por el poniente, por la parte de Tamames. Pasar así los días relajadamente sin deseo ni ansiedad sintiendo el placer de ser y de existir.