TORTUOSAS CALLES
Puertas de roble, doble hoja; portillos de día abiertos, de noche, con cancela ¡Atranca la puerta! Decían. Quedaba el patio sellado, tras la puerta, un listón de madera u trozo de rama gruesa, un mal palo elegido que descansaba en sendas oquedades; enyugado el paso nocturno queda firme el descanso. La llave nunca se echaba, de no ser muy larga la ausencia; a quien venía en deshora, permitía el vacío, llegar donde ésta quisiera. Pues no hallaría gran motín, ni si quiera en la despensa. ... (ver texto completo)
Puertas de roble, doble hoja; portillos de día abiertos, de noche, con cancela ¡Atranca la puerta! Decían. Quedaba el patio sellado, tras la puerta, un listón de madera u trozo de rama gruesa, un mal palo elegido que descansaba en sendas oquedades; enyugado el paso nocturno queda firme el descanso. La llave nunca se echaba, de no ser muy larga la ausencia; a quien venía en deshora, permitía el vacío, llegar donde ésta quisiera. Pues no hallaría gran motín, ni si quiera en la despensa. ... (ver texto completo)