Ya sabéis que el gobierno sigue velando por los pensionistas y para que estos sigan disfrutando de la calidad de vida que les corresponde, para 2017 la cuantía de la pensión ha subido un 0,25%, todo ello muy legal, pues se hace conforme al ordenamiento jurídico vigente.
Durante estos días, a través de carta ordinaria, la ministra que se ocupa del asunto, ha comunicado a todos los beneficiarios del sistema esa revalorización de pensiones a la vez que recuerda que el sistema es un factor esencial para garantizar la capacidad económica de millones de hogares y asegurar la cohesión social.
¿Cuánto supone al mes ese incremento? Bueno, pues en un ejemplo de una pensión cualquiera en la que se viniera percibiendo 744,86€ al mes en 2016, a partir de enero de 2017 cobrará 746,72€; es decir, viene a ingresar 1,86€ más al mes; al día 0,062€.
Entre tanto, la inflación se elevó en el pasado ejercicio hasta el 1.6%, lo que supone una pérdida adquisitiva de pensiones y salarios del 1,35%. De entrada, la mayoría de las personas del país han pasado a ser un poco más pobres. Pero claro, como al perro flaco…, la cosa no para ahí, el precio de los combustibles suben en el mercado internacional; las energías alternativas no dan más, no llueve y no hace viento y, para complicarlo todo un poco más, llega el norte del mundo nos manda un temporal de frío que nos congela el moco y tenemos que gastar más en calefacción. Las compañías eléctricas, en connivencia con este gobierno protector de la sociedad, ayer nos suben un 33% el precio de la electricidad.
Para colmo y como las desgracias en casa del pobre nunca llegan solas, el frío helador y los temporales de nieve se ceba con el litoral Mediterráneo. Los habitantes de Valencia, Alicante, Murcia, Almería… con la bufanda hasta las cejas y la huerta, que surte a todo el país de verduras y hortalizas, congelada en productos y los pocos calabacines, frejoles, alcachofas, etc. que llegan a las fruterías y supermercados por las nubes. A este paso los jubilados del norte de Europa se van a quedar en sus países y los de Burgos o Salamanca que invernan en Alicante se volverán a sus casas en la Meseta.
¡Vamos, que el mundo se ha puesto en contra nuestra!
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