Más recuerdo:
La mejor sorpresa que nos podían dar a los “peques” al levantarnos era la de ir toda la familia a pasar el día a una finca del abuelo y llevar la ropa para lavarla allí en lugar de ir al molino como por entonces era la costumbre. Había que ir por estrechos y pendientes caminos a pie o en caballo. Una vez allí no parábamos de jugar por el campo, escondernos entre la mata y jugar con el agua de la poza donde nos remojábamos. Nos encantaba montar en un columpio que nos hacía el abuelo ... (ver texto completo)
La mejor sorpresa que nos podían dar a los “peques” al levantarnos era la de ir toda la familia a pasar el día a una finca del abuelo y llevar la ropa para lavarla allí en lugar de ir al molino como por entonces era la costumbre. Había que ir por estrechos y pendientes caminos a pie o en caballo. Una vez allí no parábamos de jugar por el campo, escondernos entre la mata y jugar con el agua de la poza donde nos remojábamos. Nos encantaba montar en un columpio que nos hacía el abuelo ... (ver texto completo)