PARA SACAR EL FRIO
¡Qué barato y que nutrido!
Siempre se junta en casa pan duro, esos mendrugos que se quedan sin hambre y van a parar olvidados al saco de los recursos.
Hemos degustado con el pastor un plato nutrido. Dos dientes de ajo y un cacho de tocino vetado; la compañía de verdes pimientos que se envidiaron de la grasilla y untaron. En ocasiones entra chorizo, ladrones del buen sabor que pringa la miga y la comprime al tacto con gracia de su adobe; para seducir al mejor vino.
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¡Qué barato y que nutrido!
Siempre se junta en casa pan duro, esos mendrugos que se quedan sin hambre y van a parar olvidados al saco de los recursos.
Hemos degustado con el pastor un plato nutrido. Dos dientes de ajo y un cacho de tocino vetado; la compañía de verdes pimientos que se envidiaron de la grasilla y untaron. En ocasiones entra chorizo, ladrones del buen sabor que pringa la miga y la comprime al tacto con gracia de su adobe; para seducir al mejor vino.
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