DÍA DE LA MADRE
Quizás una acelga no sea lo más representativo para conmemorar el cariño que se le debe a una madre. Quizás esas castigadas manos de cocinera y enfermera sean más merecedoras de un manojo de rosas o claveles. No lo sé. Las acelgas me son tan cercanas al hogar, tan arraigadas al corazón trivial de una mesa como el regazo de aquel delantal al que de niño me aferraba cada vez que sentía penas. Unas cuitas que mi madre recibía en el abrazo impertinente de ese mocoso que no le dejaba limpiar las hojas bajo el grifo. Ni podía la mujer dar dos pasos sin arrastrarme prendido a sus caderas ¡Mamá, mamá! Tan cansino… y ella, amor y paciencia.
Para todas las madres de mi tierra.
Pedro G. G. ... (ver texto completo)
Quizás una acelga no sea lo más representativo para conmemorar el cariño que se le debe a una madre. Quizás esas castigadas manos de cocinera y enfermera sean más merecedoras de un manojo de rosas o claveles. No lo sé. Las acelgas me son tan cercanas al hogar, tan arraigadas al corazón trivial de una mesa como el regazo de aquel delantal al que de niño me aferraba cada vez que sentía penas. Unas cuitas que mi madre recibía en el abrazo impertinente de ese mocoso que no le dejaba limpiar las hojas bajo el grifo. Ni podía la mujer dar dos pasos sin arrastrarme prendido a sus caderas ¡Mamá, mamá! Tan cansino… y ella, amor y paciencia.
Para todas las madres de mi tierra.
Pedro G. G. ... (ver texto completo)