UN DÍA ENTRE GENTE MARAVILLOSA (tercera entrega)
La ventana del dormitorio estaba abierta con los visillos echados. Se procuraba mantener algo de fresco, una sutil corriente que cambiara la atmósfera que respirábamos. Y alguna mosca se coló. Nos perturbaba el descanso posándose en nuestra cara o brazos, el zumbido de sus alas, cuando rasaba las orejas, nos hacía girarnos una y otra vez de postura. Ahíto de su presencia y con los nervios a flor de piel, encendí la luz. Tomé una de mis zapatillas ... (ver texto completo)
La ventana del dormitorio estaba abierta con los visillos echados. Se procuraba mantener algo de fresco, una sutil corriente que cambiara la atmósfera que respirábamos. Y alguna mosca se coló. Nos perturbaba el descanso posándose en nuestra cara o brazos, el zumbido de sus alas, cuando rasaba las orejas, nos hacía girarnos una y otra vez de postura. Ahíto de su presencia y con los nervios a flor de piel, encendí la luz. Tomé una de mis zapatillas ... (ver texto completo)