PASTAR
Siempre me gustó mi pueblo. Esos prados tan verdes, sus canchales y arroyos; las vacas, los burros; los bosques roblados y las gallinas con sus gallos. El olor de las cuadras, las cabras merodeando en los caminos que cruzan los serranos; las sombras que dan los castaños y los rebollos sobre los helechos verdes entre paredes cercados. Las raíces de la buena gente asomada en vetustas calles y los poyos de granito bajo los balcones que crujen recuerdos pasados ¡Ay, cántaros y jarras! Botijos ... (ver texto completo)
Siempre me gustó mi pueblo. Esos prados tan verdes, sus canchales y arroyos; las vacas, los burros; los bosques roblados y las gallinas con sus gallos. El olor de las cuadras, las cabras merodeando en los caminos que cruzan los serranos; las sombras que dan los castaños y los rebollos sobre los helechos verdes entre paredes cercados. Las raíces de la buena gente asomada en vetustas calles y los poyos de granito bajo los balcones que crujen recuerdos pasados ¡Ay, cántaros y jarras! Botijos ... (ver texto completo)