Lagunilla.
Tierra austera y extrema, geológicamente dividida por canchales de granito y pliegues de pizarra. Valles estrechos y profundos con numerosos arroyos, silenciosos en verano y estruendosos con las lluvias de otoño los acoge el río Cuerpo de Hombre camino del Alagón. Cerros para otear trescientos sesenta grados de autentica naturaleza, majestuosos castaños y extenso robledales, una tupida floresta que todos los otoños se pinta de mil colores. Un placer para los sentidos perderse en sus
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En esos extremos de tierra austera, el brezo, la jara,
castaños y
olivos de entre granito y pizarra recogen uno a uno los recuerdos de muchos, las nostalgias de los otros y la más pura lucidez del deleite de todos los demsás. Callada o en voz alta, la memoria nos deja ser parte de ese cuerpo que nos sigue dando vida. Por eso regresamos y sabemos que la raíz nos nombra.