Me esperaban desde hacía horas. Ellos eran el hijo menor de mi tía Felisa (José que nació en
Galicia, en pleno éxodo) y la hija única de mi tío Manuel (Dolores que nació en
Asturias para terminar, como todos, en Buenos Aires); mi madre tenía cuatro hermanos en América (Felisa, Antonio, Manuel y Ángela) y, tan sólo, quedó Feliciano en
España.